Los integrantes del crimen organizado se han convertido en verdugos benefactores, porque les interesa establecer vínculos familiares con las comunidades cercanas donde ellos trabajan, para que los protejan, manifestó a 24 HORAS el doctor en Antropología Social, Raúl René Villamil Uriarte.

Esto luego que en las redes sociales circuló en video en el que se observa a un grupo de mujeres hacer fila para recibir una despensa con arroz, frijol, aceite y papel higiénico por parte de supuestos integrantes del grupo criminal Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

En clip se escucha que uno de los presuntos criminales dice que están “en Morelos”, y luego refieren que se encuentran en un municipio de Tomatlán, Jalisco.

Para el también profesor-investigador de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la entrega de apoyos por parte de los grupos armados es para tener un cinturón de seguridad alrededor de su comunidad.

“Por eso hablamos de verdugos benefactores, están metidos en dos dimensiones, por un lado son temidos, que eso también es parte de su éxito, y por otro lado tiene bien atendida a su comunidad”, dijo.

Villamil Uriarte aseveró que la población cuenta con la amenaza de que sin son soplones los pueden matar y los tienen dominados desde diferentes perspectivas, de vez en cuando les dan dinero para el bautizo o para la –reparación– de su casa.

“La gente los quiere, (es) una especie del síndrome de Estocolmo, se enamoran del verdugo y como son las únicas personas que les hacen caso a sus demandas postergadas por décadas… Por ejemplo, fue impresionante cómo en Culiacán las personas salieron en menos de cinco minutos a las calles a defender a Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín el Chapo Guzmán, y uno no da crédito de la estrategia que el Cártel de Sinaloa tiene en sus manos”, precisó.

LEG