Adrian Trejo
 

Aunque hoy en la mañanera Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum digan que el “cinturón de paz fue todo un éxito”, la población –y los trabajadores que fueron obligados a participar-, tienen otros datos.

Las escenas en las que los embozados agreden a los trabajadores, arrojan cohetones a los policías, rompen vidrieras y pintan todo a su paso, demuestran que la estrategia fue un fracaso.

Trabajadores corriendo, quitándose la ridícula camiseta blanca que les obligaron a portar para evitar ser agredidos, policías vejados hasta el absurdo, medios de comunicación acosados, agredidos sin nadie que los defendiera de los ataques, es el saldo de una decisión errónea.

Si, se trató de un grupo minoritario, comparado con el grueso de personas que marcharon, pero ese o esos grupos se supone están perfectamente identificados.

La estrategia fue vigilar el paso de los que marcharon en paz, pero dejaron sueltos, otra vez, a los vándalos que no tuvieron ninguna autoridad que los enfrentara.

¿Fueron reventadores? Seguramente, pero eso lo sabía con semanas de anticipación el gobierno de la Ciudad y también el gobierno federal.

¿Por qué no se contuvo a estos grupos? ¿Para poder justificar el discurso de la provocación? ¿De la oposición al gobierno de cambio?

Los saldos de las marchas del jueves y sábado pasados, más el de ayer, reflejan la imagen de un gobierno débil, incapaz o indolente.

Fracasada la estrategia de la cadena humana –cuyo “eslabones” fueron obligados a acudir si o sí-, lo que nos queda a los mexicanos es convocar a una cadena de oración.

Parece sarcasmo, pero tal vez no lo sea.

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El presidente Andrés Manuel López Obrador es un encantador de serpientes, se ha dicho hace mucho.

Y ayer los demostró nuevamente.

Para distraer la atención de población y medios de comunicación, volvió a retomar ese discurso para párvulos en el que amenaza a los malandros con acusarlos con sus mamá y sus abuelos.

López Obrador tiene medido el impacto de estas declaraciones, que sabe irritan a quienes no comulgan con él, pero eso no le quita el sueño.

Por el contrario, es una estrategia mediática para entretener a la población y provocar un debate artificial en los medios.

No debe importar si hoy dice que los va a acusar con Chabelo o que los borrara de sus lista de regalos para Navidad.

Lo que debe importar a todos –a todos-, es la situación que vive el país.

Estancamiento económico –que aún no llega a recesión pero para allá va-, incremento sustancial de la delincuencia –la organizada y la otra-, caída en la generación de empleos, caída de la inversión pública, ausencia de inversión en infraestructura y el riesgo real, absoluto, de que no se firme el T-MEC, lo que sería un meteorito para la economía nacional.

Lo otro, el chu-chu-chu y el “acúsalo con tu mamá”, son fuegos artificiales.

No nos vayamos con la finta.

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El recién estrenado senador Manuel Velasco, hizo ayer una declaración que da para especular.

Dijo que el Verde Ecologista dará su apoyo a “todas las iniciativas del Presidente, no del partido mayoritario”.

O sea que van con López Obrador pero no con Morena, que aunque parece lo mismo no es igual.

¿Pues qué mala cara habrá visto en fracción de Morena en el Senado?