Recibí especial invitación de Martha Figueroa de Dueñas para celebrar –junto a su esposo Daniel y su dedicada hija Daniela– en Cuernavaca un cumpleaños más de su larga y fructífera vida. Por supuesto, mis amigos Luciano Prosperi (que le va al Milán, y yo al Juventus, Real Madrid y Necaxa) y Barti Bassardi, detonadores de uno de los mejores hoteles del orbe y de México (entraron desde el 2014 en el Club de Fama de TripAdvisor), Anticavilla (Villa Antigua), me dijeron si no vienes a casa “cambiamos ¡posiciones! También otro gran amigo, Marc Pariente nos ofreció alojamiento en su remozado Piccolo Pecatto, otro hotel que nos recuerda a Europa. Pero teniendo compromisos de trabajo por cumplir, Carlos Septién y el pastor Sergio García se fueron con Marc. Por otro lado, Luciano y Barty nos recibieron a nosotros (los Enrique´s), y para rematar en casa de los Dueñas nos pasamos la mayor parte del tiempo con una “troupé” plural de antaño.

A pesar de los que sucede en la ciudad de la Eterna Primavera (inseguridad y otras cuestiones), el turismo fluye a pesar de que la mayor parte de automovilistas, motociclistas, camioneros, etcétera, no saben manejar y no tienen ninguna ética, causando accidentes y otras cuestiones. Hablaré primero del Anticavilla. Es famoso su Centro Wellness (Natura Bissé), además de sus 16 suites (Balla, Carrá, De Chirico, Severini, Modigliani, Paladino, Consadori, Aligi Sassú, Deperó, Guttuso, De María, De Pisis, Dottore y Chia); un gran restaurante de cocina mexicana/italiana, una bella cava para cenas maridaje, lounge bar, un gimnasio, alberca de nado de 25 metros, dos centros de negocios y un bello jardín tropical donde se realizan eventos para cientos de personas. Antes denominada Hacienda Santa Agueda y con la creatividad de los Prosperi—Bazzardi, transformaron el hotel boutique en un sitio ad—hoc. Tuvo mucho que ver Bernardo Gómez Pimienta al fusionar la nueva construcción y la Casa Antigua que conserva remates artísticos y la altura de los techos. Anticavilla tiene un compromiso con los sistemas más avanzados de purificación, la casa original, los edificios nuevos, el jardín y la alberca. Podría hablar horas de este hermoso hotel boutique que cuenta con amenities para baño de Bulgari, sábanas en algodón egipcio de 300 hilos. Y fundas de duvet de 500 hilos, sumando ocho tipos de almohadas.

Y cambiando de tema, el otro espacio boutique que tiene 30 años es el Picccolo Pecatto que Marc Pariente y su maestro inspirador Roberto Wallentin Springer forjaron y coleccionaron la amistad cercana de protagonistas alcanzables de la escena internacional que amaban México como Moustaki, Reichenbach, Bruno Delaye, etcétera y con los “influencers” de la época como Sánchez Osorio, Cocccioli, Krauze, Luis Spota, Alberto Isaac, Gelman, Castillo—Pesado, Misrachi, Manuel Ávila Camacho, entre otros. Pariente señala que toda la “inteligentzia” de polanquito, se trasladaba por lo menos los fines de semana a la calle Rufino Tamayo 26 (Cuernavaca) al Piccollo Pecatto de entonces, para paladear un salpicón de pato o una ensalada ceniza. Sí allí se reunía el “Social Mix de calle Tamayo”.

Por allí desfilaron también Giscard d´Estaing, Dässault, Brignone, general Pong Song; los presidentes Echeverría y López Portillo; los Nobel García Márquez, Mario Molina, Rigoberta Menchú, Octavio Paz y Carlos Fuentes. Tampoco olvidamos a los Rothschild; Mario Moya Palencia, Rebeca de Alba, Mariana Yazbek y muchos más. María Félix era cliente devota, sumándose Cantinflas, Pepe Guindi, Julio Iglesias, Abel Quezada, Claudio Isaac, Rafael Cauduro, Víctor Contreras, Ian Hendrix, Brian Nissen, Arnaldo Coen, Rufino Tamayo, Juan Soriano y una pléyade de políticos e intelectuales. El hotel cuenta con 13 suites y hace que uno recuerde sitios de Europa. Gabo y Piccolo Pecatto van de la mano. No se lo pierdan.

Finalmente, una mujer que es célebre por sus libros de cocina y su férrea voluntad para defender la amistad recibió a 60 invitados para festejar sus más de ochenta años. Allí me encontré a los Abbe—Camil; Carlos Landeros, Tomás Sánchez y Carol Miller; Fina Maus, Mimi Segués a las Adalid Boy; José Luis Porrás, y a muchos otros amigos, cuya pluralidad abunda, pero Martha Figueroa come aparte. Es amiga a morir y el pastor Sergio García oró por ella, su familia y todos los invitados. Y hasta el próximo jueves, ¡abur!