A ver,  a ver, no se hagan bolas.

Por más que el propio presidente Andrés Manuel López Obrador haya declarado en la mañanera que cedió el control de las plazas de docentes a la CNTE, no es así.

Tampoco es cierto, como lo asegura la CNTE, que las organizaciones de la sociedad civil hayan quedado fuera del esquema de vigilancia planteado en las leyes secundarias.

Aquí la historia.

Como publicamos ayer en este espacio, ni López Obrador ni el secretario Esteban Moctezuma han cedido a la presión de la CNTE, cuyo plantón tiene un fin personal muy identificable.

La CNTE quiere, efectivamente, que todos los egresados de las normales públicas tengan una plaza en automático.

López Obrador dijo en su conferencia que él mismo había propuesto así fuera “aunque les duela a los conservadores”.

Lo que el Presidente dijo y la CNTE no entendió, o no quiso entender, es que las plazas estarán condicionadas a las vacantes y a las previsiones presupuestales.

Dicho de otra forma, si una generación de normalistas es de 5,000 estudiantes y el gobierno tiene presupuesto para 800, solo esas se contratarán pero no habrá obligación de contratar a todos.

Además, de esos 800 quizá 600 plazas serán para los normalistas de escuelas públicas pero el resto será para normales privadas; los primeros tendrán preferencia, pero no será total.

El gobierno no ha desistido, como asegura la CNTE, en su propuesta de que organizaciones civiles y medios de comunicación puedan vigilar los proceso de contratación pues de lo que se trata es de hacer una “caja transparente” absolutamente todo el proceso educativo.

“No vamos a volver a las prácticas de los setentas u ochentas”, nos comentó un funcionario allegado a la negociación.

El documento que sirvió para la CNTE, mejor dicho, la sección 22 de Oaxaca levantara el paro, no fue ni será un compromiso de gobierno sino la enumeración de los problemas por resolver, aunque la disidencia magisterial diga lo contrario públicamente.

Esa posición se entiende porque este plantón que afectó principalmente la Cámara de Diputados, no fue realizado por la CNTE sino por los disidente oaxaqueños; no hubo maestros de Michoacán ni de Guerrero muchos menos de Chiapas.

El movimiento fue patrocinado por el líder de la sección 22, Eloy López, quien en cosa de semanas deberá enfrentar elecciones en su sección y ya hay varios aspirantes a sucederlo.

Por eso quiso mandar un mensaje de fuerza a sus bases aunque él sabe que en realidad, lo que presume como logros, ni siquiera forman parte de la negociación sería entre los diputados de la Comisión de Educación.

No se espante; aún hay esperanza.

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El Senado se tardó en pedir la renuncia del subdirector médico del ISSSTE en Michoacán, José Manuel Mireles, por sus dichos misóginos.

Sorprende la tardía reacción, como sorprendió el hecho de que el propio presidente López Obrador haya aceptado que “con una disculpa, en serio”, el asunto quede olvidado.

Pero lo más sorprendente del caso es que el director del ISSSTE, Luis Antonio Ramírez Pineda, se haya lavado las manos diciendo que Mireles “ya está grandecito”, como si eso fuera suficiente para permitirle brincarse la normatividad interna.

Lo bueno es que estamos en el gobierno de la paridad de género.

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Una distinción significativa para la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, que sea la encargada de dar el Grito de Independencia en Dolores Hidalgo, la cuna del movimiento.

Será la primera mujer en hacerlo y si todo le sale bien, será el relanzamiento de su imagen como funcionaria pública.

Suerte.