Antes de terminar su Informe de Gobierno, tercero o primero, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo a sus adversarios que “están moralmente derrotados”.

Como era de esperarse los adversarios le están dando con todo.

Unos le acusan de dejarse llevar por la desesperación, otros usando las benditas redes recurren al insulto. Afirmaciones falsas, dicen.

Y es que su estilo desenfadado pude provocar, al mismo tiempo en quien lo escucha, admiración o enojo.

Los datos que dio en su informe pueden ser ciertos, pueden no ser.

No veo mucha necesidad de buscar más entre lo dicho, si las pruebas las tenemos a la vista.

Su estilo le permite que la palabra sustituya ventajosamente a la imagen.

El presidente López Obrador dice: “si seguimos actuando en forma ética, y aplicando con voluntad firme la política de moralizar la vida pública, nada ni nadie podrá detener la aplicación del principio supremo de la soberanía del pueblo, y el interés nacional se impondrá a los hombres ambiciosos seducidos por el falso brillo de lo material y lo mezquino.”

Una fórmula perfecta en su novedad de informar al pueblo.

Reafirmando una relación intensa del memorial sentimental de sus votantes, el presidente dio por avalado su formato y sus propuestas. Y dice: “No dejan de existir, ni queremos que desaparezcan, las protestas legítimas de los ciudadanos, ni los reclamos de nuestros adversarios, los conservadores que se oponen a cualquier cambio verdadero y están nerviosos o incluso fuera de quicio; sin embargo, no han podido constituir, y esto lo celebramos y toco madera, para que no se pueda crear un grupo o una facción con la fuerza de los reaccionarios de otros tiempos.”

Y luego la tensión innecesaria creo yo: “lo digo con respeto, no quiero que se entienda como un acto de prepotencia o una burla, es lo que estoy percibiendo: están moralmente derrotados.”

Ya se alteraron los enemigos, se le viene una descarga de partidos, lo van a desafiar.

Ahora en el poder el Presidente demuestra que sólo necesita dos para gobernar, él y los empresarios: “los empresarios están cooperando con mayor compromiso social, invierten, crean empleos, aceptan utilidades razonables y pagan sus contribuciones.”

Sí, son los mismos empresarios a los que por años llamó “mafia del poder” y que ahora ayudan a los pobres, esos que sí hablan de la formidable tarea que está realizando el presidente Andrés Manuel López Obrador.