Foto: Cuartoscuro Explicó que su hijo vivía en Veracruz y que se encontraba aquí debido a que sería sometido a una operación  

La madre de Agustín Javier Ronzón González rechazó que su hijo sea el dueño del centro nocturno “El Caballo Blanco” o que fuera “chapulín”, y acusó que todo se trata de un montaje.

 

Visiblemente molesta, pero de espaldas a las cámaras para no mostrar su rostro, como todos los que acudieron a la conferencia de prensa que ofreció Alan Domínguez Muñoz, defensor independiente de los Derechos Humanos, acusó que se trató de una información falsa.

 

Explicó que su hijo vivía en Veracruz y que se encontraba aquí debido a que sería sometido a una operación, y de paso iba a aprovechar para visitar a un familiar que se casaría, pero el sábado pasado en la noche fue levantado cuando comía en una taquería que se llamaba “Mi Taquito”.

 

“A mi hijo lo levantó una patrulla junto con un vecino”, dijo, por ello su hija acudió a ver por qué lo habían levantado, a lo que le respondieron que ya no sé podía informar nada y que acudiera al siguiente día.

 

“Yo me confié de que ahí lo tenían, porque a una vecina de por mi casa también se llevaron a una de sus hijas y la señora estaba metiendo su denuncia y me dijo ‘Vero, no te preocupes, ahí está tu hijo porque yo vi cuando lo metieron’”, explicó.

 

Sin embargo, no volvió a saber nada más de su hijo y antes de que se cumplieran las 72 horas le hablaron para pedirle 30 mil pesos por que liberaran a su hijo, “y yo digo, cómo es posible que a mí me estén pidiendo un dineral”.

 

Posteriormente se difundió un video en donde su hijo aparece con unos encapuchados y en el que es asesinado junto con otra joven, luego de que supuestamente confesara que era de Coatzacoalcos y que era “un chapulín”.

 

Ante ello, aseveró: “A mi hijo lo mataron, no sé ni donde está su cuerpo y yo vengo a pedirle a la justicia que, así como le quitó la vida a mi hijo, así que me lo entreguen. Que me lo dejen tirado en cualquier lado, no importa a donde, pero que me lo den”.

 

Aseguró que los testigos vieron cómo a su hijo lo levantó la policía, sólo le tomaron las placas a la unidad que tenía las iniciales SSP, pero no se atrevieron a grabar a los agentes “porque son gente muy agresiva y hasta miedo da grabar, porque en seguida quieren golpearlo a uno”.

 

Por lo pronto, advirtió que acudirá con las autoridades de Derechos Humanos para pedir que le garanticen su seguridad y seguirá insistiendo en que se le entregue a su hijo del que, insistió, “no tiene ningún vínculo con la delincuencia organizada”.

 

 

 

 

jhs