El tema migratorio en nuestro país se ha vuelto un problema sumamente delicado, principalmente porque México está en la mira internacional luego de la indignación que causara la muerte de los migrantes salvadoreños, Alberto Martínez y su hija Valeria, quienes se ahogaron en el río Bravo al intentar cruzar a Estados Unidos. Una imagen que ha dado la vuelta al mundo y que nos pone en el ojo del huracán.

Pese a que el Presidente de El Salvador, Nayib Bukele, asumiera la responsabilidad de la muerte de sus connacionales por la falta de acciones en su país, esto no evita que México siga siendo señalado. Es por ello que el jueves pasado se llevaron a cabo los trabajos de Comisiones Unidas de Asuntos Migratorios, Frontera Norte y Frontera Sur de la Cámara de Diputados para analizar la situación migratoria en el país, donde externé que el problema se ha convertido en un asunto de emergencia nacional, lo que nos obliga a actuar de forma inmediata para evitar convertirnos en una vergüenza internacional.

Debo recordar que mis padres fueron perseguidos políticos chilenos que escaparon de la dictadura de Augusto Pinochet y que fueron recibidos con las puertas abiertas en México, un hecho que mi familia y yo jamás olvidaremos. Por eso considero que se deben mantener las políticas públicas solidarias que siempre han caracterizado a nuestra nación. No podemos terminar el principio básico de asilo y solidaridad. Ante la migración por pobreza y por falta de oportunidades, debemos responder como siempre: con oportunidades y con respeto a sus derechos humanos.

Hoy que contamos con un Gobierno de izquierda, tenemos que fortalecer más esos principios básicos de derechos humanos, de oportunidad y por supuesto de no persecución al migrante. Estamos a punto de poder construir un acuerdo nacional en materia de derechos humanos, de migración y por supuesto de neutralidad a favor de los migrantes centroamericanos y de otros continentes.

No obstante, no podemos cerrar los ojos ante los temas coyunturales, por ello nuestras políticas internacionales deberán verse como un eje transversal que incluya todos los problemas, como la trata de personas, el tráfico de armas y la filtración de las caravanas como un negocio, entre muchos otros.

Y, principalmente, debemos trabajar de forma conjunta, sin distinción de colores partidarios y sin rencores políticos, a efecto de fortalecer al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, para que tenga una negociación firme, una negociación “de tú a tú” con el Ejecutivo de Estados Unidos de Norteamérica. Si debilitamos al Presidente y debilitamos al Congreso, nos debilitamos como nación. Algo que no debemos permitir.