María Elena Álvarez-Buylla Roces es una científica reconocida y respetada por su colegas, quienes la definen como una investigadora siempre profesional y dedicada, en su campo, con logros profesionales que ahora le dan una trayectoria que le permiten ser, sin cuestionamiento alguno, la directora general del Conacyt.
Consolidó su trayectoria, en parte, favorecida por el apoyo existente a los científicos mexicanos, y no se le recuerda alguna palabra o frase para protestar por los viajes, o becas que obtuvo, hasta que llegó al cargo que ahora ocupa. Siempre se movió sin decir nada en contra del sistema de becas que ahora condena.

 

Y es que gracias a esas becas y apoyo a proyectos, muchos científicos mexicanos han logrado destacar en algunas áreas… hasta ahora.

 

Mientras en el mundo los países desarrollados apuestan por la ciencia para mantener su crecimiento, en México el futuro se basa en dos proyectos: una refinería que se busca construir con un presupuesto austero y a contracorriente; y el Tren Maya, a donde se irán parte importante de los recursos con que cuenta el Gobierno mexicano.
En plena época de la economía del conocimiento, la austeridad mexicana arrincona a sus científicos y les escatima hasta la luz y el agua, como lo reportaba ayer un diario: el Instituto de Ecología de Xalapa, Veracruz, ha ordenado trabajar en zonas de luz natural para ahorrar energía eléctrica.

 

Y lo que se había celebrado como un logro, que fue la donación del rancho El Faunito, que perteneció a Javier Duarte y que fue decomisado, se esfumó, pues tuvo que devolverse a falta de recursos para su mantenimiento y adaptación.

 

En este momento son pocas voces las que defienden los recursos para la ciencia. Si acaso, el presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, José Luis Morán, ha solicitado que se contemple en el Plan Nacional de Desarrollo el crecimiento del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), pues hay menos de 30 mil en un país con 125 millones de habitantes.

 

Alemania, por ejemplo, apostó por incrementar 3% de su PIB el presupuesto para ciencia en los próximos 10 años. Pero en México no parece fácil, si el PND sólo le dedica un párrafo; en el que, por cierto, se hace alusión al programa de becas, claro, sin especificar si éstas se refieren a las promociones de los estudiantes de alto rendimiento o a los multicitados apoyos para los jóvenes en edad de estudiar.

 

Otra voz, que siempre ha sido crítica de los escasos recursos a la ciencia, es la ex presidenta de la Academia Mexicana de la Ciencia, Rosaura Ruiz. Pero ahora pertenece a la 4T, y parece caminar con el proyecto del Presidente y tampoco se le ha escuchado un reclamo. Hoy es secretaria de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México, y claro, a menos que las quejas de los científicos sean exageradas y ella tenga otros datos, no habría por qué pronunciarse.
#¿LoboEstásAhí?

 

Uno de los grandes defensores del presupuesto para la ciencia es el ex rector Juan Ramón de la Fuente, pero tampoco se le ha escuchado nada respecto a la situación que vive la ciencia. ¿Acaso no llegarán hasta Nueva York las noticias del recorte a la ciencia? ¿O como representante de México en la ONU sus prioridades son otras?, como se vio, aseguran, cuando rechazó la invitación para dirigir al IMSS.

 

 

 

jhs

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