Foto: Twitter @PPE Se da la circunstancia de que el partido socialista español se ha convertido en el más importante de Europa y el que aporta más eurodiputados a las filas socialdemócratas  

MADRID.- Los comicios para el Parlamento Europeo dejan una Eurocámara más verde y liberal, y muy fragmentada, después de 40 años, han despojado de la mayoría absoluta a los conservadores del Partido Popular Europeo (PPE) y a los socialdemócratas.

 

En la nueva legislatura europea, serán los liberales los que tendrán la llave para la gobernabilidad.

 

En España, el triunfo corresponde al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), con 20 eurodiputados; seguido del Partido Popular (PP) , con 12. El partido de centro-derecha Ciudadanos obtuvo siete escaños, muy por debajo de sus expectativas.

 

El gran batacazo lo dio Unidos Podemos, el partido de izquierdas que en su primera cita electoral europea logró cinco asientos; ahora ha conseguido seis, desplomándose así su esperanza de convertirse en una gran fuerza política.

 

Los ultraderechistas de VOX han sumado tres escaños; un éxito para un partido que hasta ahora no había logrado representación en el Parlamento Europeo.

 

Los resultados en España no coinciden con el escenario final que han dejado los comicios en la Eurocámara, igual que ocurre en la mayoría de los 27 países de la Unión Europea, que estos días han celebrado las elecciones.

 

El Partido Popular Europeo sigue siendo la primera fuerza política, aunque perdió 37 diputados. Ahora cuenta con 180. Los socialdemócratas 152 asientos, después de perder 39 respecto a las pasadas elecciones de 2014.

 

Conservadores y socialistas representan el 43% de los votos. Perdieron la mayoría que atesoraban desde hace 40 años y que les sirvió para llegar a pactos y coaliciones con los que han dirigido históricamente la política europea.

 

El triunfo en los comicios europeos fue de los liberales, aglutinados en el Partido de la Alianza de los Liberales y Demócratas (ALDE), en el que se ubica el partido español Ciudadanos y el francés La República en Marcha, del presidente Emmanuel Macron. ALDE ha pasado de 68 escaños a 109 y será la llave para la gobernabilidad europea.

 

La candidata liberal, la danesa Margrethe Vestager, celebró la noche del domingo el triunfo de su formación, con una rotunda afirmación: “Se ha roto, por fin, el monopolio”. Ahora ella se perfila como la nueva presidenta de la Comisión Europea, si logra el apoyo de la cámara.

 

El auge de “los verdes” -ha obtenido 67 asientos, 17 más que en la última convocatoria– y el de los liberales han frenado el avance de la ultraderecha en el Parlamento europeo.

 

Esta es una de las paradojas que se suelen producir en los comicios europeos y que demuestran que el resultado en un país concreto puede ser irrelevante en el cómputo final para el reparto de los 751 escaños.

 

Por ejemplo, en Francia, la fuerza más votada en estas elecciones fue la ultraderechista Agrupación Nacional, liderada por Marine Le Pen. Pero la hija del fundador del Frente Nacional apenas tendrá poder en la Eurocámara.

 

Lo mismo sucede con la ultraconservadora Liga de Matteo Salvini en Italia: ha arrasado en su país pero no jugará un papel esencial en Europa.

 

Este fenómeno se debe, entre otras cosas, al aumento de la participación que ha experimentado la cita electoral. Por primera vez desde 1979, la participación ha crecido en todos los países, situándose en el 50.5%. 425 millones de personas han tenido derecho a voto. La amenaza de la desintegración europea, alimentada por el Brexit y el auge local de partidos fascistas empujó a los votantes a las urnas.

 

No obstante, los ultranacionalistas y los “euroescépticos” suman el 25% del poder en la Eurocámara, con 168 diputados en total. Y si bien es cierto que aspiraban al menos a obtener el 33%, lo que habría puesto en peligro la gobernabilidad, no se puede obviar que sus posiciones han ganado peso en los últimos años y suponen un riesgo real para las instituciones europeas, a las que estos partidos planean restarles peso ejecutivo; e incluso eliminarlas.

 

El partido del Brexit, liderado por Nigel Farage, ha sido el rotundo ganador de las elecciones europeas en Reino Unido, con 33% de los votos. Farage prometió sacar a su país de la Unión Europea (UE) incluso sin acuerdo y ha movilizado a sus compatriotas partidarios del Brexit que se quejan de que aún no se ha materializado la salida.

 

Las elecciones europeas, al margen de sus resultados, son una especie de plebiscito interno y en esta ocasión han provocado en muchos países de Europa, como Francia, Italia, Polonia y Alemania, auténticas sacudidas políticas, dejando a sus actuales gobiernos muy debilitados.

 

La pugna por hacerse con la presidencia de la Comisión Europea se prevé tensa. El holandés Frans Timmermans, líder de los socialistas europeos, hizo en las últimas horas un llamado a la “unidad progresista” para frenar a los conservadores.

 

Se da la circunstancia de que el partido socialista español se ha convertido en el más importante de Europa y el que aporta más eurodiputados a las filas socialdemócratas. Seguramente, su líder en Europa, Josep Borell, obtendrá algún puesto relevante en el gobierno europeo.

 

Mañana se reunirán los jefes de los principales grupos políticos de la Eurocámara para intentar pactar un candidato, si no lo logran, serán los presidentes de gobierno y los jefes de Estado los que escogerán al sucesor de Jean-Claude Juncker.

 

MGL