Si crees que el mundo digital se queda en la Web, estás equivocado; aunque apaguemos la luz y desenchufemos los aparatos eléctricos, cada uno de nosotros contribuye sin darse cuenta al calentamiento global, pues cuando enviamos un email, damos un like o navegamos en Internet, estamos dejando una huella de carbono digital.

Un informe reciente de Gartner, compañía estadounidense de investigación de las tecnologías de la información, señala que las computadoras y monitores representan “alrededor de 40% de la demanda total de energía y 0.8% de las emisiones globales de CO2”.

La contaminación que produce el uso de la tecnología se debe al consumo de electricidad, que en gran parte es generada por medio de gas o combustóleo que al procesarse producen CO2, y aunque hay métodos alternativos para producirla, como paneles solares o energía eólica, éstos son insuficientes.

“La energía que se necesita para enviar un tweet genera 0.02 gramos de CO2. Con 500 millones tweets enviados diariamente, se genera un total de 10 toneladas métricas de CO2 por día”, según TweetFarts, la calculadora de huella de carbono de la red social Twitter.

El consumo de energía es gigantesco tanto por el uso de los dispositivos individuales como por los centros de datos de empresas como Google, Microsoft, Yahoo y Facebook, que cuentan con algunos de los sistemas operativos más grandes del mundo; así como iOS y Android y millones de aplicaciones.

Google refiere que los buscadores emplean alrededor 0.0003 KW/hora de energía para responder una sola consulta, es decir, 0.2 gramos de CO2, así que imaginemos la cantidad de contaminación que se genera si se realizan millones de consultas por día.

El diario The Washington Post precisa, citando datos del libro de Mike Berners-Lee, La Huella de Carbono de Todo, que el correo electrónico no deseado produciría 0.3 gramos de CO2, uno regular emitirá cuatro gramos y uno con un archivo adjunto produciría 50 gramos.

Debido a que la cantidad de usuarios de Internet, alcanza niveles récord cada año. La situación ya ha suscitado preocupación por el impacto del uso de las tecnologías de la información en el medio ambiente.

Un estudio publicado en el Journal of Cleaner Production, indica que se espera que el uso de la tecnología contribuya a la huella de carbono global desde 1% que se registró en 2007 a 3.5% para 2020 y 14% en 2040, que es más de la mitad de la relativa al transporte en el mundo.

Por ello, grandes empresas como Google, Apple y Twitter ya trabajan en reducir, lo más posible, su huella de carbono digital, pues además de realizar sus propios conteos de emisiones, han desarrollado programas para que sus servidores funcionen basados en energía limpia, como la eólica, por ejemplo.

 

En una reciente entrevista, el director general de Medio Ambiente de la Comisión Europea, Daniel Calleja, destacó que el mundo va a “una transición hacia una economía en la que tenemos que avanzar en la descarbonización”.

Puntualizó que es necesario “reducir las emisiones y trabajar en procesos de energía limpia, movilidad sostenible y trabajar con nuevos materiales que nos van a permitir ser más eficientes y reducir las emisiones”.

 

Los expertos recomiendan…

1. A nivel individual, entre otras cosas reducir en lo posible el tiempo de uso de los dispositivos con acceso a Internet, principalmente los teléfonos inteligentes, y evitar la adquisición apresurada de nuevos modelos, porque ello además produce residuos innecesarios y excesivos.

2. Usuarios y proveedores de tecnología deben tener consciencia de la contaminación que se está generando, y adoptar medidas para reducir el consumo de electricidad como un primer paso para disminuir la contaminación a nivel global.

 

¿Qué es la huella de carbono?

La huella de carbono es la totalidad de gases de efecto invernadero, que causan el calentamiento global, emitidos por la acción directa o indirecta de los seres humanos.

La huella de carbono digital es la producida por el uso de laptops, computadoras, teléfonos inteligentes, tabletas e infraestructura como centros de datos y redes de comunicación.

 

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