La ratificación del T-MEC como se conoce al TLCAN está sujeta a la aprobación de los Congresos de Estados Unidos, Canadá y México. Entre más tiempo pase, los tiempos políticos en Estados Unidos y Canadá serán un obstáculo para su ratificación en este 2019.

El próximo 21 de octubre se llevarán a cabo elecciones federales en Canadá. La lucha entre dos partidos, el Liberal al que pertenece Justin Trudeau y el Conservador está fuerte. Un escándalo que implica a Trudeau en un presunto intento de interferencia para favorecer a la mayor constructora del país ha reducido su nivel de aceptación pública y algunas encuestas políticas lo colocan hoy en segundo lugar de intención de voto. Su apoyo a una pronta ratificación pudiera quedar en segundo lugar.

Los actuales legisladores canadienses inician un receso en junio, por lo que cuentan con aproximadamente mes y medio para analizar y, en su caso, aprobar el pacto trilateral antes de “contaminar” su agenda de cara a los comicios. El Congreso canadiense ha presionado a su Gobierno para que solicite al de Estados Unidos la eliminación de los aranceles al acero y aluminio.

La palabra la tiene sin duda el Congreso de Estados Unidos. No obstante, la carrera por la Presidencia en las elecciones de noviembre de 2020 parece que ya inició. Entre el 3 de febrero y hasta junio de 2020, los partidos efectúan sus elecciones primarias y desde ahora candidatos evalúan sus posibilidades reales y la donación potencial a la que aspiran. Donald Trump estará ahí nuevamente.

Donald Trump toma como una bandera la seguridad nacional. Presiona a México para frenar el flujo de drogas e inmigrantes indocumentados o, de lo contrario, cerrará fronteras o gravará con 25% de aranceles a los automóviles procedentes de nuestro país. Dio tiempo de un año para corregirlo, pero todo puede suceder. Buscará que el Congreso analice formalmente la ratificación del tratado “pronto”, pero los demócratas buscarán sus tiempos y condiciones.

La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dijo que debían hacerse cambios al texto del T-MEC, para asegurar que sus disposiciones laborales puedan entrar en vigencia. Condicionó primero a México a llevar a cabo la reforma laboral, que como sabemos ya está en manos del Senado.

Los senadores demócratas Ron Wyden y Sherrod Brown pretenden que Estados Unidos tenga el derecho de exigir que se hagan inspecciones en determinadas fábricas localizadas en territorio mexicano, para verificar que en esos lugares de trabajo se están cumpliendo las leyes laborales al pie de la letra. Si la inspección revela que las fábricas no están cumpliendo, Estados Unidos podría aplicar sanciones comerciales, pero implica posiblemente reabrir el acuerdo.

En México, Manuel Bartlett, director general de la Comisión Federal de Electricidad, está poniendo en riesgo la ratificación del T-MEC. La posible revisión, cancelación y/o expropiación de los contratos de los gasoductos que no operan por cuestiones propias de las empresas genera “desconfianza” y la falta de respeto al artículo 11 del actual tratado.

Chrystia Freeland insistirá sobre la importancia de garantizar en México las inversiones canadienses y puede presionar junto con el Congreso de Canadá a nuestro país, para que se respete el acuerdo comercial.

El tiempo juega en contra, pero la voz cantante la trae el Congreso de Estados Unidos.