Los dilemas son muchos.

El nuevo Gobierno lo ha dicho con muchas voces y en todos los foros:

-Nos dejaron un cochinero.

En seguridad, en economía, en educación, en salud y no se diga en corrupción, bandera histórica de Andrés Manuel López Obrador durante su persistente y obsesiva campaña presidencial.

Desde antes de asumir los cargos –y ese espíritu guió el proceso de entrega-recepción- , todos los funcionarios fueron advertidos de encontrar dónde estaban los desvíos.

Se dio inclusive un dato chusco:

Cuando el equipo de José Antonio González Anaya dialogaba con el de Carlos Urzúa, se buscaban recursos para sustentar los programas sociales del nuevo régimen.

-No alcanza –concluyeron.

Entonces un integrante del equipo entrante tuvo una pregunta simple:

-¿Y dónde están los 500 mil millones de pesos de la corrupción?

Los colaboradores de González Anaya se quedaron con la boca abierta:

-No entiendo.

-Sí. Necesitamos esos 500 mil millones para cubrir los programas sociales… ¿En qué rubro los ocultan?

DIFIEREN AUDITORÍA, FISCALÍA Y LA UIF

Hubo muchas escenas así.

En ningún lado han encontrado esa bolsa de 500 mil millones, pero prácticamente todos los ex funcionarios de Enrique Peña Nieto son sospechosos y se les investiga por todos lados.

Está claro:

La Auditoría Superior de David Colmenares ha hecho cientos y cientos de auditorías y ha presentado más de 900 denuncias de hechos ante la Fiscalía de Alejandro Gertz Manero.

En otros casos la indagatoria cae en presunción de lavado de dinero u operaciones ilícitas y el parte se entrega a la Unidad de Inteligencia Financiera de Santiago Nieto.

No siempre cuadran los datos ni encuadran los delitos.

Se han hecho muchas investigaciones porque la intención es entregarlas a Andrés Manuel López Obrador –y así ha sido en varios casos- para usarlas cuando él crea el momento adecuado.

No ha sido posible.

Inicialmente se decidió ir contra un ex integrante del gabinete ampliado, un organismo tripartita, pero al cotejar las cifras no daban para exhibirlo como corrupto entre los corruptos.

Ahora se ha colocado en primer lugar al ex director de otro instituto gubernamental, cuya averiguación se consignaría junto con la de un ex secretario de Estado.

Espera, claro, la instrucción de ya saben quién.

TORTILLAS BLANCAS A LOS MEXICANOS

No tuvo mucho eco mediático y tal vez por ello no le hagan caso.

Pero el gobernador sinaloense Quirino Ordaz planteó al Gobierno federal reducir las importaciones de maíz –mucho de mala calidad, agrego yo- y consumir la producción nacional.

Sería la manera de alimentar a los mexicanos con maíz y tortillas blancas, algo no visto desde hace sexenios, cuando se privilegiaron las adquisiciones internacionales.

Más aún: ofreció los seis millones de toneladas que produce Sinaloa.

Para este año se tienen contempladas importaciones de 17 millones de toneladas, con el consecuente abandono del campo mexicano y la fuga de divisas.

Quirino Ordaz no se desespera:

-Tocaré las puertas que haya que tocar para que les vaya mejor a nuestros agricultores.

Y ahí está, al fin experto en economía y comercio, ante funcionarios federales de agricultura y responsables de los permisos de importación para cerrar fronteras y abrir sus propias puertas.

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