Lo que ocurre en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) es una tragedia para el Estado de Derecho en nuestro país.

Un magistrado, Felipe de la Mata, en una interpretación de la legislación electoral bastante sospechosa, pretende devolver el registro al Partido Encuentro Social, que no cumplió con el requisito de obtener al menos 3% de la votación de alguna de las tres elecciones federales pasadas.

Eso quiere decir que no obtuvo 3% en la elección para diputados ni para senadores, mucho menos en la elección presidencial.

Aun así, el magistrado considera que si bien no obtuvo el porcentaje de votos necesario para mantener el registro, sí rebasó el mismo porcentaje de representación en ambas Cámaras.

Y, por lo tanto, merece conservar el registro.

Ya la ex presidenta del Tribunal, Janine Otálora, descalificó el argumento.

Dice la magistrada que lo que pretende De la Mata es hacer una “transferencia ilegal de votos’’ de Morena al PES para evitar su liquidación.

Más allá de los argumentos jurídicos, lo que resalta en el tema es precisamente la destitución (renuncia, le llaman) de Otálora de la presidencia del TEPJF justo después de que validara la elección en Puebla.

Se comentó después que Otálora habría recibido presiones del consejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer Ibarra, para dejar el cargo.

Quien la relevó, Felipe Fuentes, que cumple un mes en el cargo, tiene tendencias afines al partido en el poder, a pesar de haber hecho carrera bajo las siglas del PRI y ser apadrinado por Peña Nieto.

¿Presionaron a Otálora para que los casos que litigaban los partidos afines a Morena pasaran sin mayor oposición?

Hace no mucho se decía que el único contrapeso que tenía la presidencia imperial de López Obrador era precisamente el Poder Judicial.

Pero vista la elección de presidente de la Suprema Corte de Justicia, el relevo de Otálora y ahora la interpretación sospechosa de la ley electoral y la Constitución permiten creer que tal contrapeso no existe.

Y falta lo que resuelva el Senado respecto a quién de las tres candidatas a magistradas es elegida.
Ni hablar.
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Como no queriendo las cosas y aún cuando faltan por lo menos seis meses para la elección del nuevo presidente del PRI, el ambiente entre los candidatos tricolores se está calentando.

Ayer, como no queriendo la cosa, el hidalguense Miguel Osorio le mandó un mensaje al gobernador de Campeche, Alejandro Moreno.

El caso es que desde el sur del país saben que Osorio fue quien reveló una reunión entre Moreno y Rubén Moreira, a quien el campechano visitó, pues la esposa del ex gobernador de Coahuila, Carolina Viggiano, será su pareja de “fórmula’’.

La intención de relacionar a Moreno con Moreira es desprestigiar al primero.

Le digo que faltan meses para la elección –bueno, ni siquiera se ha discutido la convocatoria-, y ya se están pateando las espinillas.

Y cómo no, si 10 millones de votos es una auténtica fortuna para el que quiera administrarlos.
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A la educación gratuita habrá que agregar ahora el turismo gratuito que propone el secretario del ramo, Miguel Torruco, para aquéllos que no tengan para darse una vueltecita por el país.

Dice el funcionario que el Gobierno fomentará el turismo social, gratuito, a través del programa Sonrisas por México “como parte del derecho constitucional a la recreación y el descanso’’.

Nada más que no dijo qué líneas aéreas o de autobuses y cuáles cadenas hoteleras le entrarán al plan que, desde luego, será gratuito para los vacacionistas, pero pagará el Gobierno.