El 11 de julio de 2018 en esta misma columna le anuncié que el próximo presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sería Arturo Zaldívar Lelo de Larrea; desde esa fecha inició su cabildeo para ganar el cargo.

Para el 26 de julio del año pasado le comentaba que la lucha por el puesto no le estaba siendo nada fácil al ministro Zaldívar, pues para nadie era y es un secreto que el candidato favorito de Andrés Manuel López Obrador y de varios miembros del gabinete era justamente el hoy presidente del máximo tribunal.

De hecho, desde junio de 2018 hubo detrás de todo este cabildeo un artífice, el hoy consejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer, quien desde entonces hablaba de la necesidad de tener un presidente de la Corte que empezará a construir un modelo de vanguardia en el Poder Judicial Federal (PJF), y para él, ese hombre era justamente Arturo Zaldívar.

Pero fue justo en julio cuando inició el mayor reto del hoy presidente de la Corte, pues tras el triunfo de Morena en las elecciones pasadas, un bloque conformado por los ministros Eduardo Medina Mora, José Fernando Franco, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Javier Laynez Potisek trataron de convencer del peligro que sería hacer llegar a la presidencia de la Corte a Zaldívar Lelo de Larrea, pues de acuerdo a sus argumentos, con esa designación, López Obrador tendría un aparente control también en el PJF.

Para ese momento, Julio Scherer operó al interior de la Corte la necesidad de que ganara un ministro de la corriente progresista. Sumado a ello no se esperaba que en los últimos meses el gobierno de López Obrador y el Poder Legislativo emprendieran una gran batalla por la autonomía del Poder Judicial Federal. Batalla que desde un principio defendió del lado de los jueces y magistrados el propio Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.

A partir de sus discursos, pero de su carrera previa a la de ministro de la Corte, un bloque importante conformado en ese momento por cinco ministros comprendió que la llegada de Zaldívar podría ayudar al fortalecimiento de la independencia del Poder Judicial y que, además, podría ser un gran interlocutor con el resto de poderes.

Pero para el triunfo de Arturo Zaldívar faltaban aun votos, y como se lo comenté en las pasadas columnas, la salida del ministro José Ramón Cossío era clave para obtener un voto más. Para ello el consejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer, comenzó a operar y cabildear en el Senado la elección como ministro de Juan Luis González Alcántara Carrancá, quien sumó el sexto voto para el mes de diciembre.

Pero no todo terminó ahí, pese a tener los seis votos mínimos que se requerían para ganar, apenas en las últimas horas previas a la elección se dio un último cabildeo que ayudó a conseguir una mayoría de siete votos a favor de Arturo Zaldívar Lelo de Larrea como presidente de la SCJN.

Para saber qué piensa el nuevo presidente de la Corte, recomiendo leer las 40 páginas que comprende de manera general su proyecto de trabajo. Por ejemplo, en él señala que el PJF requiere iniciar un proceso de renovación indispensable para estar en aptitud de defender su independencia y autonomía desde una posición de fortaleza institucional, ganada desde la confianza del ciudadano.