Foto: Carlos Mendoza Todo se define el domingo en la pista del Autódromo Hermanos Rodríguez  

Con el atardecer y ya con las labores finalizadas, llegó el momento de relajarse y divertirse en medio de motores, keroseno, y miles de herramientas. El momento de probar lo que México tiene como una fama ganada a nivel mundial aquí se demostró.

 

Comida típica mexicana comenzó a llegar cerca de los paddocks, las bebidas también hacían su presencia. Todos los integrantes de las escuderías transitaban con gusto. Algunos probaban diversos platillos, otros tantos sólo se relajaban y otros más veían con curiosidad y gusto involucrarse aunque sea un día en tradiciones que no tienen nada que ver con su cultura.

 

Un ejemplo muy claro es la gran cantidad de personal que aguardaba durante varios minutos para que los caracterizaran como calaveras. Visto que el Día de Muertos está muy próximo, esta celebración no podía quedar de lado y algunos visitantes quedaron maravillados.

 

La música empezó a cobrar relevancia. Un DJ se encargó de alegrar el lugar, mientras las diversas nacionalidades se entremezclaban con alegría y curiosidad. Con desenfado y con amabilidad. La hora de un momento de esparcimiento es necesaria ante la presión que implica comenzar hoy con las prácticas de calificación.

 

Todo se define el domingo en la pista del Autódromo Hermanos Rodríguez, al menos todo parece indicar eso, pues sólo algo realmente impredecible como descalificación de Hamilton o un accidente que lo frené de terminar la carrera llevaría la definición hasta Brasil.

 

Pero en Brasil se vive otra cosa. Allá no sería tan magnífica una coronación como en suelo azteca, el sitio que ha sido cuenta con la mejor carrera del calendario en tres años consecutivos y una cuarta ocasión no se ve tan lejana. Aquí las condiciones se prestan para que ese título esté enmarcado con una ornamentación más vistosa.

 

Ayer esparcimiento, hoy y mañana el inicio de la búsqueda de un lugar privilegiado en la parrilla de salida para que el domingo se pise el acelerador a fondo. Ya no hay descansos, ya no hay tiempo para dejar un detalle mínimo al azar. Pero a pesar de toda la presión, no deja de ser una fiesta.

 

DAMG