El tacto de elefante de la futura directora del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla, generó una pequeña tormenta política dentro del equipo de López Obrador.

La prefuncionaria envió una carta al actual director del Consejo, Enrique Cabrero, solicitándole suspender cualquier convocatoria en proceso y no realizar ninguna otra para no comprometer el presupuesto del próximo año.

El oficio se filtró, y entonces se hizo un escándalo.

Quienes comenzaron el fuego fueron los investigadores del Conacyt que habían aplicado para la convocatoria de becas para cátedras.
Suspender el proceso los condenaba al limbo laboral y económico.

El Consejo tiene facultad para emitir 125 convocatorias, algunas anuales, otras bianuales y otras cada tres años.

Cabrero le respondió a Álvarez-Buylla que las convocatorias en proceso no se podían suspender ni se dejarían de publicar las que aún faltan en este año, porque se violarían varios artículos de la reglamentación interna del Consejo.

Las convocatorias ya publicadas continuarán su trámite y las que falta por publicar se publicarán; los resultados no serán dados este año, sino en 2019.

Y tiene que ser así porque el presupuesto para el próximo año debe contener las previsiones financieras para los becarios del Consejo y para quienes lo van a ser.

Álvarez-Buylla enfureció porque el documento en el que exigía el cese de las convocatorias se hizo público, pero el propio Cabrero le informó que el documento puede ser solicitado por cualquier ciudadano, de acuerdo a la Ley de Transparencia.

El asunto quizá no pase a mayores, pero es una muestra más de la falta del oficio político y del conocimiento de las normas internas de quienes dirigirán las instituciones de este país.
Una llamada le habría ahorrado el escandalito.
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No fue la coordinadora de los diputados de Morena ni presidenta de la Mesa Directiva, pero Dolores Padierna no deja pasar una para exhibir su protagonismo.

En parte se debe a las ausencias de Porfirio Muñoz Ledo, el presidente, que inicia a tiempo las sesiones, pero luego de unas pocas horas deja la conducción de la sesión en manos de la vicepresidenta, Padierna, que asume como empleados al resto de los diputados que no son de su partido.
Hace unos días corrió el rumor de que Muñoz Ledo solicitaría licencia, pero el propio diputado lo desmintió.
Lo cierto es que el protagonismo histriónico de Padierna incluso provocó que ayer Mario Delgado le hiciera un extrañamiento por no respetar los acuerdos de la Junta de Coordinación Política.
Ni hablar.
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La renuncia de Margo Glantz a la dirección del Fondo de Cultura Económica le abrió la puerta a Paco Ignacio Taibo para ser el sucesor de José Carreño.

Parece una decisión tomada a partir de la corta conversación que Taibo sostuvo con López Obrador ayer y que fue publicada en un video.
Sólo falta conocer si Taibo dice que sí o si rechaza el encargo.

Dicen que Sergio Mayer está listo por si se ofrece (es broma, aunque no parezca).
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La propuesta de López Obrador de reducir el IVA de 16% a 8% en una franja de 30 kilómetros en la frontera norte de México, podría partir por la mitad a los municipios de Playas de Rosarito, Baja California; Cananea, Sonora; Nava, Allende, Morelos, Villa Unión, Juárez, Zaragoza y Ocampo, Coahuila.

En estos municipios, la mitad de la población pagaría 8% de IVA y el resto, 16%.
Por ello, el diputado del PRI, Rubén Moreira presentó una iniciativa para que el acuerdo contemple a la totalidad de la población de esos municipios.
No vaya a ser que tengamos dos tasas para el mismo impuesto en un municipio.