La sesión del Senado que duró 16 horas causó una gran movilización en las calles aledañas que terminó con escenas de tristeza de los proabortistas y regocijo de los grupos conservadores  

El Senado de Argentina paró ayer el avance del movimiento que impulsa el aborto, al rechazar la iniciativa que buscaba despenalizar la interrupción del embarazo hasta la semana 14 de gestación, y lo dejó como permanece en la legislación argentina desde 1921, que sólo lo permite en caso de violación y si pone en peligro la salud de la madre.

Tras 16 horas de debate que comenzó el miércoles y terminó la madrugada del jueves, la sesión parlamentaria mostró las fuertes divisiones sobre la iniciativa.

De los 71 legisladores presentes, 31 votaron a favor y 38 en contra, y dos se abstuvieron de votar el texto de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, que ya había sido aprobado el 14 de junio por la Cámara de Diputados pero que se encontró ayer con la oposición de la de Senadores.

La ex Presidenta y senadora opositora Cristina Fernández lamentó que no se lograra el consenso y evitar los abortos clandestinos que, dijo, seguirán con reforma o sin ella. Además destacó que el debate continuará debido al avance del feminismo en el país al que se deberá incluir en la agenda política.

En América Latina, sólo en Cuba, Uruguay y en la Ciudad de México las mujeres pueden abortar de forma gratuita y libre; mientras que en los países industrializados de todo el mundo, la medida fue adoptada entre 1950 y 1985.

El proyecto, que por años fue impulsado sin éxito por fuerzas de izquierda y grupos feministas, comenzó a tratarse en el Congreso este año después de que el presidente Mauricio Macri habilitara el debate al dejar libertad de acción a los parlamentarios del frente gobernante Cambiemos.

Más allá de la semana 14 de gestación, el aborto se garantizaba en el proyecto rechazado para el caso de que el embarazo haya sido producto de una violación, en caso de que estuviera en riesgo la vida o salud de la mujer.

El proyecto permitía la objeción de conciencia de los profesionales de salud, pero no de las instituciones médicas que se nieguen a practicar abortos.

Las organizaciones “provida” consideran que el aborto es “un fracaso social” y pidieron a los parlamentarios que refuercen las políticas públicas de educación sexual; y ayer, tras la sesión llamaron a establecer un diálogo.

La Conferencia Episcopal Argentina, señalada de presionar a los senadores, celebró la decisión.

Los colectivos que representan a ambas posiciones se concentraron durante la sesión en los alrededores del Congreso, en una vigilia marcada por la lluvia y los pañuelos verdes -a favor del aborto- y celestes -en contra-.

Horas después de que el Senado rechazara el proyecto, el presidente Mauricio Macri aseguró que el debate sobre el aborto va a continuar. “El problema está y tenemos que seguir trabajando para que todas esas chicas realmente tengan la posibilidad de elegir”, afirmó, tras mantener una reunión de Gabinete.

Para Macri, se trata de uno de los debates “que comienzan y que van a continuar” porque los argentinos están “entendiendo lo que es vivir en democracia” y “escuchar al otro”. Con eso coincidieron grupos feministas, aunque al ser rechazado, el proyecto no podrá ser presentado hasta el próximo año.

LEG