“Hoy celebramos cuatro años del registro de Morena como partido político. Dejo a cada quien que haga sus propias reflexiones porque yo, en este caso, no soy objetivo. Sostengo que es un fenómeno mundial”.
Esto escribió Andrés Manuel López Obrador, virtual Presidente, en su cuenta de Twitter.
La realidad muestra que en cuatro años lograron avances.
Con su actitud de desafío inspiraron a millones de electores.
Hoy la izquierda empieza a edificar algo nuevo.

Ante la imperiosa necesidad de reformas sin demoras, los ciudadanos con su voto pusieron rostro a los candidatos que los representan en los Congresos.

Hay desafíos que atender, como la difícil situación económica y la inseguridad, y se espera desaparezcan pronto.
En busca de la reconciliación nacional, Morena trabaja en la confección de equipos y estrategias.
Recogieron las quejas de millones, y ahora trazan su línea de actuación.

Se esperan discursos duros y contundentes, y espero dignos, para denunciar los casos de corrupción que afectaron o afectan a los gobiernos.

Ahora que Morena llevará las riendas de las negociaciones, habrá un cambio en el rumbo en materia política en casi todos los congresos de los estados.

Al perder el control político en sus congresos, los Gobiernos estatales enfrentarán el nuevo reto.
Un ejemplo, Alfredo del Mazo será el primer gobernador mexiquense que trabajará a partir del 5 de septiembre, con un Congreso en manos de la oposición.

De las 75 curules del Congreso del Estado de México, la mayoría de los distritos y plurinominales son de Morena, Partido del Trabajo y Encuentro Social.
Morena -que se presenta como un partido serio- asegura que la suya no será una legislatura perdida.
Por el momento no queda otra opción que ser optimistas.

Espero que no excedan el límite del cumplimiento de sus deberes y no caigan en actuaciones reprobables que causen daño.
Deberán ser tolerantes a la crítica y recordar que su actuación será en torno a una figura que siempre estará rodeada de polémica.
Milonga: Andrés Manuel López Obrador recibe a funcionarios de primer nivel que llegan desde Washington. Encabeza el secretario de Estado de los Estados Unidos, el asesor de la Casa Blanca, el secretario del Tesoro, la secretaria de Seguridad Nacional y el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, entre otros. Que el equipo del próximo Presidente de México no quiera protegerlo, no implica, lo permitan o no, que el Servicio Secreto de Estados Unidos garantice la seguridad de sus funcionarios, aunque sea ésta una visita de cortesía.

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