FOTO: REUTERS Cobijo. Una multitud recibió al cardenal Leopoldo Brenes en la Plaza central de Masaya, la ciudad que se declaró “territorio libre del dictador” el 18 de junio pasado.  

Urgente. El cardenal Leopoldo Brenes exhortó a Daniel Ortega a dialogar con sus opositores

MANAGUA.- Cientos de policías y paramilitares incursionaron ayer en la ciudad de Masaya, en la capital de Nicaragua, para disolver retenes de manifestantes que protestan contra la dictadura, mientras el obispo de Managua, Silvio Báez, denunció que Daniel Ortega prepara “otra masacre”.

El secretario de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH), Álvaro Leiva, precisó que las operaciones represivas iniciaron la madrugada de ayer con entre 400 y 600 hombres armados que rodearon el barrio indígena de Monimbó, en Masaya, a unos 35 kilómetros de la capital al este, donde cientos de pobladores mantienen barricadas desde hace más de un mes.

“Es una situación gravísima y tememos que haya muertos. Pedimos al Estado de Nicaragua detener el ataque y el derramamiento de sangre en Masaya. Es contradictorio hablar de diálogo y ordenar más represión”, dijo el activista.

“Estamos bajo fuego, hay una balacera permanente y desmedida contra la población civil. Frente a este ataque no comparable en fuerzas, los ciudadanos están haciendo resistencia física dentro de sus posibilidades”, indicó.

Según el diario La Prensa, los policías y paramilitares ingresaron a la ciudad de Masaya disparando a “matar” contra jóvenes que estaban atrincherados en las barricadas.

El cardenal Leopoldo Brenes exhortó al gobierno de Ortega a “cesar la violencia y agotar el diálogo para no entrar en una guerra”.

“Es triste estar dialogando bajo las balas, la violencia y la incertidumbre que la gente está viviendo”, dijo Brenes, presidente de la Conferencia Episcopal, mediadora en el diálogo.

Por otra parte, el obispo auxiliar de Managua denunció que el gobierno prepara “otra masacre” en la ciudad de Masaya, donde 21 personas han muerto durante las protestas antigubernamentales que comenzaron hace dos meses.

Nicaragua vive un grave crisis política y social desde el pasado 18 de abril, cuando comenzaron las protestas contra el presidente Ortega que hasta ahora han dejado al menos 222 muertos y más de mil 500 heridos, la mayoría a manos de las fuerzas de seguridad y grupos paramilitares.

Las protestas contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, se originaron tras unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que exige la renuncia del mandatario, después de 11 años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.

El nuevo nuncio apostólico en Nicaragua, el obispo polaco Stanislaw Waldemar Sommertag, dijo ayer que “cada fallecido, cada muerto, es una ofensa a Dios”, y abogó por mantener la oración para que se supere la crisis sociopolítica que atraviesa este país y que ha segado la vida de 200 personas.

“El Santo Padre (Francisco) está informado de lo que pasa aquí en Nicaragua”, afirmó el nuncio apostólico en la ciudad nicaragüense de Masaya, adonde asistió, junto con el cardenal Leopoldo Brenes, a mediar para detener los ataques policiales en ese lugar.