Foto: Reuters Entre polémica. Surgen críticas por el trato de iguales que dio el Presidente de EU al dictador de Norcorea  

En su histórica reunión el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con el dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un, amarraron un pacto en el que ofrecieron trabajar para lograr la paz en la península coreana, pero no precisaron cómo lo harán.

Ambos líderes firmaron un documento en el que plasmaron su compromiso para lograr la desnuclearización en las Coreas, de acuerdo con información difundida por la Casa Blanca y medios norcoreanos.

“El presidente Trump se comprometió a proporcionar garantías de seguridad a la RPDC (República Popular Democrática de Corea, nombre oficial de Norcorea), y el presidente Kim Jong-un reafirmó su firme e inquebrantable compromiso de completar la desnuclearización de la península de Corea”, establece la Declaración conjunta dada a conocer ayer.

Luego del encuentro, Trump, aseguró que el proceso de desnuclearización de Corea del Norte empezará “de manera inmediata”, aún cuando ningún calendario fue incluido en la declaración conjunta de la cumbre de Singapur.

“Pienso que ahora vamos a empezar el proceso de desnuclearización de Corea del Norte y creo que él (el líder norcoreano Kim Jong-un) va a regresar y empezar a hacerlo virtualmente de manera inmediata”, afirmó Trump a Fox News.

El presidente estadunidense aseguró en la entrevista que durante su encuentro con Kim se llevaron bien desde un comienzo y que el líder norcoreano entendió la necesidad de desmantelar su programa nuclear.

Abordo de Air Force One, de regreso a Estados Unidos, el mandatario admitió que su gobierno tendrá que monitorear los pasos siguientes.

“Vamos a tener que supervisarlo. Y lo haremos. Lo checaremos vigorosamente. Pero él tiene un plan total y completo (…) Se hará”, aseveró el jefe de la Casa Blanca.

La cumbre de Singapur fue la primera entre mandatarios de ambos países tras casi 70 años de confrontación y 25 de negociaciones fallidas y tensiones por el programa atómico norcoreano.

Y el encuentro de Trump con Kim generó polémica a nivel mundial y en EU.

Por un lado, el magnate recibió críticas por tratar al dictador como a un igual y de manera amistosa y por otro despertó expectativas en la comunidad internacional como un primer paso para logra la paz en la región.

Como una obra teatral por actos, la histórica cita se abrió con un largo apretón de manos y culminó en la firma de un acuerdo entre viejos enemigos, y estuvo salpicada de halagos del poderoso Trump a Kim, un dictador hasta ahora ninguneado que se fue de Singapur con un álbum de fotos digno de un líder internacional destacado.

“Estamos desarrollando un vínculo muy especial”, aseguró Trump al término de la primera cumbre entre ambos países.

Incluso, el presidente estadounidense también quiso hacer un chiste al comienzo del almuerzo de trabajo, pero a Kim no pareció hacerle gracia.

“¿Están tomando buenas fotos? ¿Salimos bien, guapos y delgados? Perfecto”, dijo Trump a los fotógrafos admitidos en la sala, que captaron la reacción perpleja del líder norcoreano.

La cercanía mostrada por Trump fue cuestionada en EU por el líder de la oposición demócrata en el Senado, Chuck Schumer.

“El Presidente Trump le ha dado a un régimen brutal y represivo la legitimidad interna que desde hace tiempo desea”, afirmó.

El mandatario de EU explicó a los periodistas que durante su reunión con Kim también ensalzó las condiciones geográficas de Corea del Norte y le ofreció que n lugar de misiles podrías tener los mejores hoteles del mundo.

“En lugar de eso (probar misiles), podrías tener los mejores hoteles del mundo justo ahí. Piénsalo desde una perspectiva inmobiliaria”, señaló Trump.

Sin embargo, dijo que las sanciones económicas a Corea del Norte continuarán mientras el régimen no se deshaga de su arsenal nuclear de manera efectiva.

Kim Jong-un abandonó Singapur ocho horas después de que acabara su histórica cumbre con Trump, sin dar declaraciones, rumbo a Corea del Norte, país criticado por la violación de derechos humanos y donde se estima que hay entre 80 mil y 120 mil presos políticos encarcelados en campos de concentración, donde son sometidos a trabajos forzados, ejecuciones y abusos de todo tipo.

 

 

 

 

JNO