El estado de Querétaro está destinado a ser una entidad clave para el abanderado de Por México al Frente, Ricardo Anaya.

Y es que, nos dicen, si no gana la Presidencia de la República, esa entidad sería el sitio donde podría reubicarse; de ahí la importancia de ganar todas las posiciones para su causa.

Sin embargo, el ambiente se ha enrarecido por la inseguridad hacia los candidatos, así como la intervención de las autoridades en los procesos electorales, sobre todo de Quéretaro y San Juan del Río, municipios que suman más de 60% del listado nominal.

Aunque las denuncias son públicas, las autoridades del estado han omitido conocer de primera mano lo que ocurre, y es que en esta entidad se podrá reelegir a los presidentes municipales, situación que complica el entorno, pues tienen las manos metidas en el gobierno, pero también en las candidaturas.

Las cosas han llegado a tal extremo que, después de haber señalado responsabilidades, un integrante del equipo del aspirante de Morena a la alcaldía de San Juan de Río, Juan Alvarado, fue levantado por unas horas, además de que en sus actos hay personal y vehículos que los siguen; y sus mantas de propaganda son destruidas o robadas. Todo esto, nos señalan, ante el crecimiento de la aceptación de sus propuestas por parte de los ciudadanos, lo que pone en riesgo el plan de Anaya para ganar y fortalecerse en la entidad.

Lo que no quieren es entregar malas cuentas a su candidato presidencial en la entidad donde creció políticamente, sin embargo ahora enfrenta grandes riesgos de derrota.

ASÍ, ¿CÓMO?
Dice el proverbio popular: “Ayúdate que yo te ayudaré”, y justo eso es lo que alguien le debería recomendar al candidato de la coalición Todos por México, José Antonio Meade. Y es que tal parece que su equipo de asesores aún no tiene claro que a 32 días del 1 de julio, su abanderado continúa en el tercer lugar de las preferencias electorales, y lo que le urge es que el electorado lo ubique como la persona que es: íntegra, sin antecedentes de escándalos, preparado, buen técnico y excelente funcionario público; pero sobre todo alejado de figuras polémicas y de dudosa reputación.

El asunto viene a cuento porque apenas el fin de semana, durante una gira por el estado de Campeche, Meade se hizo acompañar por el líder del Sindicato Petrolero, Carlos Romero Deschamps, a quien le agradeció su presencia y el apoyo brindado en la campaña.

Y es que sobre la figura de Romero Deschamps pesan innumerables señalamientos, desde malos manejos de los recursos del gremio al que representa, hasta de haberse perpetuado, a través de la coacción, en la dirigencia sindical, en la que ya lleva más de 20 años.

Con apoyos de personajes tan cuestionados, José Antonio Meade debería decirle a sus estrategas: “No me ayudes, compadre”.

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@JuanMDeAnda