El pasado domingo Enrique Ponce cortó un rabo en la Monumental de Aguascalientes, dicen los cronistas que estuvieron presentes que los máximos trofeos no eran merecidos. Tuve la oportunidad de ver la faena a través de las redes sociales y confirmé que efectivamente fue una gran faena en la que hubo grandes muletazos sobre todo por izquierda pero por momentos la faena no fue aseada por la diestra. Como aficionado nunca me he considerado un Poncista pero debo reconocer que en los últimos años el torero de Chiva me ha agradado más sobre todo por la capacidad de inventarse faenas donde parecería que no sucedería nada. Me llama además la atención que un torero que tomó la alternativa el 16 de marzo de 1990 siga teniendo esa ilusión para seguir poniéndose delante de los toros y sobre todo para seguir inventando su tauromaquia defendiendo su sitio de ser una de las máximas figuras del toreo.

Que es lo que puede seguir motivando a un torero cuando ha triunfado en todos los aspectos de la vida ? Ponce nos responde que sigue ahí para seguir creando. El matador quiere seguir siendo torero, adentro y fuera de la plaza, vivir en torero, sentirlo, como una actitud y un modo de vida. Para el Maestro un torero no es solo aquél que está delante del toro para darle pases, para él salir a la plaza es sentir que toreará el toro de su vida, que entregará su alma al arte por tener una necesidad de crear pues Ponce se siente un artista ante todo. Según su concepto, el toreo no está en la emoción del peligro sino en la belleza de la ejecución, que se sabe que hay peligro no hay duda, que el toro te puede matar no hay controversia, pero el lo entiende como un concepto de belleza, con la capacidad de crear una expresión artística sin igual, teniendo la magia de crear con un toro una obra de arte que pueda hacer que el público olvide por momentos en que se está delante de un toro. Por esos momentos en los que se le permite abandonarse, soñar, crear un sentimiento de vacío, provocando un punto que transmita al tendido una obra de arte, es lo que lo mantiene vigente.

Más allá de una simple afición, existe una pasión, una necesidad de crear y sentir que lo lleva a una ilusión diaria para satisfacer a los amigos, al público y al que está apreciando lo que sucede en el ruedo. Ese punto donde el maestro Ponce considera que todo fluye, donde ya no se trata de convencer a nadie, sino torear para los que disfrutan de su toreo.

Sin duda, estos conceptos que nos compartió el Matador al recibir el premio Minotauro de la Peña 432 a la mejor faena de la pasada temporada grande en la Plaza México explican por qué un torero con más de 28 años de alternativa sale cada tarde con la ilusión de un chaval.

El seguir toreando y manteniendo el cartel en las principales plazas de España, México, Perú y Colombia tiene un gran mérito; y más allá de gustos y comparaciones, no hay la menor duda de que Enrique Ponce es gran maestro dentro y fuera del ruedo.