En menos de una semana se anunció un acuerdo en principio para lograr un Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y México (TLCUEM), el Senado ratificó el que se conoce popularmente como el TPP11 y se adelantó el final de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en menos de dos semanas.

En el balance de riesgos de los analistas y del propio Gobierno federal, la renegociación del TLCAN ocupaba un lugar muy importante entre los peligros económicos de México y, por lo tanto, esa presión se notaba en indicadores financieros tan populares como el tipo de cambio del peso frente al dólar.

Entonces, sí hay la percepción de que se puede lograr alguna negociación para mantener el acuerdo comercial norteamericano, con el añadido de tener un gran tratado con Europa y de paso tener aprobado el acuerdo antichino del Pacífico, ¿qué le pasa al peso?

Hay tantas explicaciones como analistas. Pero hay algunos factores que son muy lineales. En Estados Unidos hay presiones en las tasas de interés, y esto es como miel para las moscas financieras, que son capaces de dejar sus posiciones en los mercados emergentes para acurrucarse en el tibio nido del mercado más seguro del mundo.

Si el bono del Tesoro de Estados Unidos a 10 años rompió un nivel que no había alcanzado en cuatro años y no parece tener planes de romper su alza. Esto provoca enormes oportunidades de hacer utilidades importantes en el mercado de dinero. Ahí se van los pesos convertidos en dólares.

Pero cuando observamos la gráfica de depreciación del peso frente a otras monedas que también han sucumbido frente al dólar durante estos días, vemos que nuestra moneda es la que más ha sufrido.
Es ahí donde hay que considerar los factores internos. Y no hay duda de que la principal preocupación hoy en día en México es el posible resultado electoral.

Hay un temor que se contagia rápidamente entre los analistas y no pocos líderes de opinión de rendirse ante lo que consideran inevitable. La realidad es que no, las elecciones se definen en las urnas, no en las cuestionables encuestas. Pero esto pesa, y mucho, en el ánimo de los participantes del mercado.

No es tiempo de la toma de decisiones financieras ante lo incierto de lo que empezaría a ocurrir dentro de siete meses, pero el factor humano de contagio es un participante muy importante en los mercados.

Lo que vale la pena es conocer la opinión de la comisión de cambios, ésa que integran la Secretaría de Hacienda y el Banco de México, porque la depreciación tan acelerada sí es un peligro claro.

El peso ha regresado a niveles que ya conocía, incluso este mismo año, pero la velocidad a la que perdió poder cambiario sí es un problema que incide en la confianza de todos, participen o no en ese mercado.