1.Sí fue destape el de Luis Videgaray, el jueves pasado; no andaba despistado.

 

2.El PRI sí decidió con base en aplausos y reconocimientos, pese a lo dicho en contra por Enrique Peña.

 

3.José Antonio Meade es, como lo fue en su tiempo Ernesto Zedillo, un candidato sin militancia tricolor.

 

4.Meade es reconocido por la clase empresarial; su reconocimiento llega hasta la clase media alta. Su reto es permear entre la clase media baja y baja, que es el mercado millonario que tiene Andrés Manuel López Obrador en las alforjas.

 

5.Su prestigio y su ética como funcionario público contrastan con muchos de los que seguramente serán sus operadores de campaña, ahora “compañeros de partido’’.

 

6.Aunque la cúpula del PRI, como es costumbre sexenal, colmó de halagos al futuro candidato, en la estructura, Meade no tiene influencia.

 

7.El PRI recurrió a la figura de un hombre reconocido internacionalmente, pero sin militancia, lo que pone al descubierto la crisis de credibilidad por la que atraviesa el partido.

 

8.Meade deberá aprender el discurso de las campañas. Lo expresado ayer durante las reuniones que tuvo con la gerontocracia de lo que queda de la CTM, la CNC y la CNOP, demuestra a un hombre educado de fino trato sin comparación con los políticos priistas de cuna.

 

9.El futuro candidato deberá cuidarse de esos “compañeros de partido’’, muchos de ellos cabeza de grupo que se sienten desplazados por una decisión cupular, pese a los años de trabajo pie a tierra.

 

10.El PRI –Peña, pues- le apostó a Meade pensando en que podría restarle votos al candidato del PAN, si es que el blanquiazul concreta su sociedad con el PRD.

 

11.El discurso de Meade deberá centrarse en el combate a la corrupción y no en la recuperación económica y todo lo que se dice en campaña cada sexenio.

 

12.Lo más difícil será que lo más pronto posible, Meade rompa los lazos que lo unen a una clase política que lo arropó, pero que sigue siendo el principal lastre para una campaña ganadora.

 

Nada más.

 

 

 

El destape de Meade metió ruido a la negociación del método de selección del candidato del llamado Frente Ciudadano por México.

 

Al Frente le convenía que el PRI llevara hasta el inicio de diciembre su proceso, mientras encontraban la fórmula para complacer las exigencias de Miguel Ángel Mancera y Rafael Moreno Valle, pero el PRI se les adelantó.

 

A ver qué hacen en estos días Alejandra Barrales y Ricardo Anaya Dante Delgado juega hasta ahora el papel de invitado de palo- para concluir un proceso que no termine por desbaratar los acuerdos construidos.

 

Si no pueden o no quieren, el Frente podría perder una oportunidad histórica de ganar la Presidencia, como les pasó en el Estado de México cuando teniendo todo para ganar la gubernatura, decidieron ir cada uno por su lado, y ya conocemos el resultado.

 

El candidato es Anaya, pero no saben cómo legitimar esa candidatura sin ofender al resto de los suspirantes.

 

 

 

Muchos se preguntaron en la ceremonia de Los Pinos, ayer por la mañana, por qué no estaba presente Miguel Ángel Osorio Chong.

 

Quizá quisieron ahorrarle el bochorno de un abrazo forzado al candidato Meade; porque disciplinado y todo, ni modo que no le doliera no haber sido el elegido.

 

Lo que está por verse, pese a su felicitación, es si el hidalguense no termina convertido en el Manuel Camacho Solís de 2018.