A diferencia del terremoto de 1985, que dañó en su mayoría estructuras de siete a 10 pisos, el sismo ocurrido hace una semana afectó principalmente edificaciones de entre cuatro y siete niveles debido a la aceleración del suelo producida por las ondas sísmica en un segundo fueron mucho mayores en esta ocasión.

 

“Ondas con mayor período de oscilación amenazan estructuras más altas. Contrariamente, ondas con períodos más cortos, amenazan estructuras más bajas”, precisa un análisis de los institutos de Geofísica y de Ingeniería de la UNAM.

 

Juan Ángel Espinosa

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Con base en la información que arrojan las dos estaciones sísmicas, se determinó que la diferencia más clara entre los dos terremotos ocurrió en suelo blando para edificios con más de 15 pisos. En 1985, los edificios de este tipo cercanos a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes experimentaron aceleraciones de 1.5 a 4.9 veces más grandes que las observadas el 19 de septiembre de 2017.

 

Sin embargo, los mayores daños del sismo de la semana pasada ocurrieron en colonias localizadas en la zona de transición entre el suelo firme y blando como Roma y Condesa (que concentran viejas construcciones), donde la ondas sísmicas se amplifican hasta 50 veces, lo que produce aceleraciones mayores para edificios de cuatro a 10 pisos.

 

En 1985, algunas de estas grandes estructuras experimentaron aceleraciones de hasta 760 gal (un gal equivale a un centímetro por segundo), como referencia, la aceleración de un cuerpo en caída libre debido a la gravedad es de 981 gal.

 

*edición impresa 24 Horas

 

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