A pesar de que hemos comentado de un entorno económico mundial en 2017 más favorable comparado con 2016, existen dudas que empiezan a generar riesgos en el desempeño futuro de los mercados financieros. Hablamos del mercado de deuda, del de divisas, de commodities y los accionarios.

 

Uno de los puntos relevantes sigue siendo el riesgo geopolítico entre Corea del Norte contra Estados Unidos, Japón y Corea del Sur dejando pendiente el comportamiento que en su caso tendrán Rusia y China si se alcanzan acciones bélicas (esperemos, desde luego, que no, pero la posibilidad está abierta).

 

El lanzamiento imprudente de un nuevo misil norcoreano que sobrevoló el espacio japonés para caer en el Océano Pacífico volvió a incrementar los niveles de volatilidad en los mercados, teniendo como efecto movimientos de alza en instrumentos de cobertura como el oro y una mayor demanda por bonos gubernamentales de países desarrollados como en Estados Unidos, Alemania, Francia, inclusive Reino Unido, Países Bajos, un poco Japón (limitado por su política monetaria).

 

El oro viene registrando un cambio de tendencia de mediano plazo al alza. Es decir, al sobrepasar los mil 300 dólares, el potencial de alza se incrementa sobre un estimado de 10%. Como lo estamos viendo, la demanda obedece más a aspectos de cobertura que por cuestiones de riesgos inflacionarios o de contracción económica mundial. Atrás viene la reacción al alza de la plata y también del cobre, aunque la diferencia es que es una materia prima industrial que ya viene en camino ascendente ante una mejor condición mundial.

 

Los bonos del Tesoro de Estados Unidos y Bonos gubernamentales en algunos países de Europa se demandan. El inversionista busca un refugio de seguridad, a pesar de muy bajos rendimientos que otorgan actualmente. Prefieren no perder con instrumentos de mayor riesgo como las acciones dentro de los mercados accionarios.

 

Junto con temas de riesgo geopolítico, los inversionistas se muestran más nerviosos respecto a qué va a suceder en materia fiscal en Estados Unidos. La gran expectativa que generó Donald Trump de una gran baja de impuestos para personas físicas y a empresas, la repatriación de capitales con una tasa impositiva muy baja, así como la derogación del Obamacare que generaría fuertes ahorros que ayudarían a contrarrestar los menores ingresos para el gobierno parece no cumplirse por ahora. La relación Gobierno-Congreso parece no pasar por su mejor momento; la salida de 14 personas del gabinete de Trump en estos primeros siete meses del año, el riesgo derivado a las próximas elecciones en la que los demócratas puedan ganar escaños e incluso ganar la mayoría en las cámaras dificultan acuerdos en beneficio de la economía y no al temperamento exclusivamente del Presidente.

 

Es probable que esa gran reforma fiscal termine con una baja moderada de impuestos únicamente y el mercado se decepcione.

 

El techo de endeudamiento que necesita aprobarse para mantener la dinámica del gobierno sobre la economía y la sociedad también está en duda, aunque consideramos que al final se estará aprobando porque a todos perjudicaría: economía, sociedad, políticos, partidos y gobierno.

 

Así vemos que dentro de una volatilidad normal que se presenta entre los meses de agosto y octubre, existen en estos momentos riesgos que pueden derivar en ajustes de cierta magnitud, a menos que tanto la tensión existente entre EUA y Corea del Norte y la reforma fiscal transiten por buen camino.

 

 

caem