Hace un año, a Bantú, un gorila macho de 25 años de edad, lo preparaban para llevarlo del zoológico de Chapultepec al zoológico de Guadalajara, la intención principal era que lograra reproducirse con alguna de las hembras que alberga esté último, pero murió durante el manejo para trasladarlo.

 

Sin embargo, el convenio de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) y el zoológico de Guadalajara, firmado el 30 de junio de 2016, establece la posibilidad de inseminación artificial.

 

“La Sedema a través del Laboratorio de Reproducción de la Dirección General de Zoológicos y Vida Silvestre, realizará el monitoreo reproductivo de las hembras y el macho de gorila, esto con la finalidad de favorecer la reproducción de manera natural o de ser necesaria, a través de inseminación artificial.

 

“En caso de que “las partes” consideren necesario realizar manejo médico, monitoreo reproductivo y/o inseminación artificial de alguna de las hembras correrán con los gastos de los materiales que este manejo genere a partes iguales, la Sedema participará a través de su personal especializado para alcanzar los objetivos”, indica el documento en poder de 24 HORAS.

 

Además, el acuerdo contenía una cláusula de confidencialidad para toda la información generada durante su  vigencia.

 

“Para efectos de este convenio, información confidencial comprende (…) de manera enunciativa más no limitativa, nombres de clientes, datos personales, información financiera, proyecciones, análisis, planes de mercadotecnia, planes de negocios, estrategias comerciales y modelos operativos”, se indica.

 

Respecto a la posibilidad de la inseminación artificial, la directora del Proyecto Gran Simio México (PGSM), Paulina Bermúdez, comentó que es posible que trabajadores del zoológico de Chapultepec desconocieran cómo hacer el manejo de extracción de semen de un animal como Bantú, “y prefirieron exponerlo a él (a un traslado) que exponerse ellos a él (un animal que pesaba 220 kilos)”.

 

Puntualizó que la investigación por la muerte del gorila no está cerrada por parte de la PGR. Y, debido a la presión, se cuenta con la renuncia de dos funcionarios capitalinos: la del entonces director general de zoológicos y vida silvestre, Arturo Rivera; y la del director técnico y de investigación, Fernando Cortés.

 

caem