Se viajó con la ilusión de siempre. Se volvió con el mismo gesto de amargura.

 

La participación de América en el Mundial de Clubes no puede ser considerada como positiva, al final, una victoria y dos derrotas no arrojan saldo a favor. Ganó el que debía hacerlo y lo hizo con problemas. En el que debía perder tomando en cuenta los alcances propios y del rival, cumplió, y en el que podía ganar, fracasó.

 

El Mundial de Clubes sigue siendo un escenario donde México ha enseñado más debilidades que fortalezas, y es una pena, ya que este es el único torneo donde se puede competir internacionalmente a nivel de clubes al ser al menos por ahora, que la Copa Libertadores solo un recuerdo. Un torneo que con sus buenas y malas ofrecía competencia de alto rendimiento.

 

Conseguir roce internacional costó sangre. Se tuvo que rogar por un sitio en un torneo de Confederación ajena, se batalló, pero finalmente se logró hacer de un espacio, y mire que se pagó derecho de piso en todos los sentidos. México fue víctima de varias cochinadas de Conmebol; y la historia se cuenta entre decisiones arbitrales groseras, reglamentos disparejos y cambios repentinos en el sistema de competencia que favorecían a los sudamericanos.

 

Pero aun así era una ventana, una oportunidad de competir, de ser vistos, de abrir mercados, pero mercados que dejaban beneficios deportivos, porque hoy la tirada es ver hacia la MLS para hacer cosas en conjunto donde evidentemente lo que se busca es la ganancia económica. Y mire que la Liga de Estados Unidos ha crecido y ha evolucionado, pero el nivel de competencia es muy inferior al que se ofrece en Sudamérica. De tal forma que América regresa con mal balance, con más malas que buenas.

 

El que sí encuentra las cosas a la inversa es Raúl Jiménez, hoy por hoy el mejor mexicano en el extranjero al atravesar una racha positiva marcando goles y siendo un jugador determinante para el Benfica. Solo este sábado le dio tres puntos a su equipo mediante la ejecución brillante (como acostumbra), de un tiro penal con el que su equipo venció 1-0 al Estoril.

 

La gran apuesta del Benfica se encuentra en el mejor estado posible marcando en cuatro juegos consecutivos, cosa que no hacía desde el 2014 cuando con América le hizo gol al Atlas, Atlante, Pachuca y Morelia, además, lo está haciendo en momentos determinantes.

 

La prensa en Lisboa le otorga portadas y da mayor seguimiento a sus actuaciones; solo con la anotación del sábado, tuvo presencia en las primeras seis páginas del diario Record de aquel país.