RÍO DE JANEIRO. La detención del ex ministro Guido Mantega, uno de los hombres fuertes de Brasil bajo la gestión del Partido de los Trabajadores, y su liberación horas después por su delicada situación personal, desató un nuevo escándalo y elevó la tensión política en vísperas de las elecciones municipales.

 

Brasil amaneció con la noticia de la detención de quien fuera el poderoso ministro de Hacienda durante los Gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva y de su sucesora, Dilma Rousseff.

 

Mantega está acusado de negociar financiación ilegal para cubrir una deuda de la campaña electoral que en 2010 llevó a Rousseff a la Presidencia y al actual mandatario, Michel Temer, a la Vicepresidencia de Brasil.

 

El ex ministro fue detenido en un hospital de Sao Paulo donde acompañaba a su esposa mientras se sometía a una cirugía por un cáncer, aunque la orden de detención en su contra había sido dictada el pasado agosto.

 

Las circunstancias del arresto provocaron un aluvión de críticas desde las filas del Partido de los Trabajadores (PT), que calificó la detención de “inhumana y arbitraria”.

 

En medio del escándalo y apenas horas después, el juez federal Sergio Moro, que investiga la trama de corrupción en Petrobras, ordenó su puesta en libertad argumentando que desconocía su situación personal y que el hecho de que pueda acompañar a su esposa en el hospital no afecta a la investigación.

 

Mantega, el poderoso ministro de Hacienda entre 2006 y 2015, fue acusado de solicitar donaciones ilegales para el PT a empresarios favorecidos irregularmente con contratos de Petrobras tras una investigación que derivó en la detención de otros seis empresarios sospechosos de participar en el pago de sobornos.