¿Y ahora de qué nos vamos a quejar? Justo hoy llega a su fin el odiado Hoy No Circula que arrancó el 5 de abril pasado. Llegamos a la meta, cumplimos a cabalidad; los que tenían calcomanía azul no circularon nunca, pero… ¿y ahora?

 

No sé ustedes, pero yo siento que alguien nos quiere vender espejitos, y es que no dejo de pensar que sin el regreso del Hoy No Circula nos hubiera pasado exactamente lo mismo: días de Doble No Circula casi cada semana hasta que llegara la época de lluvias, en donde Tláloc nos haría el milagrito y se llevaría toda la porquería. Llámenme escéptica, pero eso creo. Digo, por algo escogieron esta fecha para que el programa llegara a término.

 

Mientras son peras o son manzanas la maldición llegó a su fin, pero ¿qué sigue?: la Normatividad Emergente de Verificación.

 

Esta norma dicta que el Sistema de Diagnóstico a Bordo del auto  será el método de prueba principal para la certificación de emisiones de vehículos a partir del año 2006, que en su condición de vehículos nuevos deben contar con dicho sistema. Aseguran que éste garantiza las bajas emisiones vehiculares pues monitorea de manera constante el funcionamiento de todos los sistemas involucrados en el control de emisiones.

 

Y yo pienso: ¡qué buena idea! Al fin que nunca NINGUNA marca se ha visto envuelta en escándalos de emisiones!… Están viendo el Dieselgate y no ven…

 

Con esto cada vez más el proceso de verificación estará en manos de privados y eso suena bien, suena muy bien… en el mundo ideal en donde no estamos buscando inventos brillantes para darle la vuelta a la ley. Ya saben: la mica de la placa para que no te tomen foto si vas a exceso de velocidad y algunas otras monadas que a unos les caen muy bien por el famoso “ingenio mexicano”.

 

Ya veremos a dónde nos lleva el viento, literal. Esperemos que todo esto funcione, que se haya aprendido la lección y que este sistema de verificación privatizada funcione y se entienda que si hacen trampa se estarán perjudicando a sí mismos y a sus seres queridos.

 

Por lo pronto, repito: gracias, Tláloc, por llevarte la sofocante porquería. Sí, el mérito es de Tláloc.