A lo largo de los últimos años he sido testigo de varios casos de personas que entramos en etapas críticas de la vida, vivimos crisis de todo tipo: existenciales, de la edad, económicas por falta de trabajo o porque el negocio ya no progresa, crisis familiares o de pareja (que pueden ser consecuencia de las anteriores) y muchas otras.

 

Cuando pasamos de los 45 años vamos registrando este tipo de sucesos en nosotros o en personas cercanas, conocidos o familiares. Y aunque no nos guste la idea, la realidad es que esto forma parte de la vida, y dependiendo de cómo nos hayamos preparado para ello, ya sea con un buen respaldo económico o familiar, es que podemos responder de mejor o peor manera a este tipo de circunstancias.

 

Muchas veces leemos o escuchamos a alguien decir que es importante y necesario reinventarnos; sin embargo, desde mi experiencia esto no es tarea fácil, y más cuando la mayor parte de la vida hemos hecho lo mismo y así hemos funcionado (para bien o para mal) por muchos años.

 

La realidad es que cuando entramos en crisis no es fácil ver con nitidez o claridad otros caminos o formas de hacer las cosas de modo distinto a como veníamos haciéndolo; de hecho, es posible que por el impacto de la crisis el miedo se posesione de nosotros y nos paralice. Sin embargo el primer paso para salir es aceptar que estamos atorados, darnos cuenta que estamos en crisis donde no tenemos, por ahora, las respuestas a las nuevas preguntas que nos pone la vida, percibir si tenemos miedo y aceptar que estamos frente a algo que nos sobrepasa puede ser de gran ayuda. Si dejamos sentir esto y lo aceptamos es más fácil que nos abramos a buscar ayuda o a ver qué otras alternativas tenemos para salir de ese lugar en el que nos encontramos, aterrados tal vez. Si ya nos pudimos dar cuenta de que estamos en crisis a continuación podría ser útil visualizar uno o dos eventos en los que hemos tenido éxito y detectar qué fortalezas personales nos sirvieron para lograrlo; después, hacer un listado de esas habilidades personales que tenemos y luego tratar de ver alguna meta sencilla, clara, con fecha de inicio y termino para lograr poner esas habilidades ya comprobadas a trabajar en lograr esos nuevos objetivos y metas planteadas.

 

Existen habilidades en nosotros que tal vez ni siquiera sabíamos que existían y que nos pueden abrir nuevos caminos y formas de enfrentar la vida. Si tenemos la suerte de encontrar esas actividades que realmente nos apasionan, que nos hacen vibrar, tenemos una gran oportunidad de realizarnos y hacer eso que nos hace sentir vivos y más conectados con nosotros mismos. Cuando encontramos aquello que es nuestra pasión es mucho más fácil que el dinero venga a nosotros, porque hacemos las cosas con gusto, estamos más abiertos a la abundancia y a disfrutar. En esas circunstancias el dinero deja de ser el objetivo y nuestra actividad se transforma en un deleite, y cuando eso sucede todo fluye mejor.

 

Reinventarnos es encontrar, reconocer y desarrollar aquellas habilidades que no sabíamos que existían en nosotros. Toda crisis genera oportunidades de reinvención.