Un mes después del seísmo que asoló el norte costero de Ecuador, 120 mil niños necesitan de forma urgente espacios temporales de aprendizaje, dado que miles de personas viven aún en refugios informales sin servicios básicos, alertó hoy Unicef.

 

El terremoto del 16 de abril causó 660 muertos, destrozó los sistemas de agua y dañó 33 centros de salud, la mitad de los cuales ya no están operativos, así como 560 escuelas y cerca de 10 mil edificios, recordó el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en un comunicado.

 

Añade que la respuesta inmediata del Gobierno ha permitido que el 75% de los niños hayan podido regresar a la escuela y que más de 30 personas estén acogidas en refugios oficiales y reciban asistencia básica y apoyo psicológico y médico.

 

Unicef señala que con el apoyo de esa agencia de la ONU se restauró el acceso al agua en Jama y Pedernales, dos de las ciudades más afectadas por el terremoto de 7.8 grados en la escala abierta de Richter, que castigó especialmente la provincia costera de Manabí y el sur de su vecina de Esmeraldas.

 

“En una región donde 1 de cada 5 niños sufre diarrea y desnutrición crónica es esencial dar a estos niños los medios básicos para sobrevivir y prosperar”, explicó Grant Leaity, representante de Unicef en Ecuador, en el comunicado.

 

La agencia señala que los fondos recibidos para atender la urgencia en Ecuador “siguen siendo extremadamente bajos”.

 

Unicef destaca que necesita 15 millones de dólares para cubrir las necesidades de 250 mil niños hasta mediados de julio, pero hasta ahora solo ha recibido el 15 % de esta cantidad.

 

“Si la comunidad de donantes no aumenta su apoyo, estaremos fallando a miles de niños”, advirtió Leaity.

 

Cuando se cumple un mes del seísmo, Ecuador tiene previsto para este lunes ceremonias religiosas, algunas de ellas al aire libre porque las iglesias colapsaron con la sacudida, en poblaciones como Pedernales, Manta, San Vicente, Jama y Portoviejo, en la provincia de Manabí, la más golpeada por el temblor.

 

El devastador temblor dejó a más de 7 mil 600 familias ubicadas en albergues temporales y en verdaderas ciudadelas de tiendas de campaña donadas por países amigos y organismos internacionales, situadas en zonas seguras.

 

La asistencia en servicios básicos, alimentación, salud y educación no se ha detenido en la región, que tras un mes de zozobra ha empezado a levantarse, como advierten muchos mensajes emitidos por medios de comunicación y en redes sociales.