Pocos entienden a los elevadores del Tribunal Superior de Justicia del DF, no es que su mecanismo sea difícil, pues todo es a base de botones y pisos de arriba a abajo; pero tiene instrucciones que, además de estar en inglés, están mal dadas, pues quienes traduzcan y obedezcan la voz que sale de los aparatos seguramente acabara en un piso indeseado.

 

El inmueble ubicado en la avenida Niños Héroes 132, colonia Doctores, es la sede del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal que, en su edificio más viejo, tiene un color blanco percudido y en su interior pareciera albergar una pequeña ciudad.

 

Los policías de entradas y salidas revisan las pertenencias con una banda detectora de metales; piden amablemente que las bolsas y maletas se coloquen ahí para su inspección, ven de reojo a quienes las portan y, si les da tiempo, alcanzan a dar las buenas tardes.

 

Justo frente a una de las dos fuentes al interior del edificio hay dos pasillos, cada uno con cuatro elevadores. Nadie usa las escaleras, son diez niveles los que separan a los ciudadanos del papeleo sobre justicia civil o familiar.

 

El ir y venir de gente se hace más intenso a partir de las 11:00 horas, formándose largas filas que se juntan afuera de los ocho elevadores, cuatro en el pasillo derecho y cuatro en el izquierdo.

 

Quienes recurren a los servicios del tribunal entran y salen de los ascensores, los cuales parecen ser inteligentes, pues dan las instrucciones… pero en un inglés británico que poco parece interesarle a quienes se suben.

 

Afortunadamente, los usuarios no obedecen a la voz emitida por la máquina, porque de hacerlo se bajarían todas las veces en el piso equivocado.

 

El paso a paso es buscar el piso al que se desea ir, apretarlo en el tablero (que está afuera de los ascensores) en la planta baja. El tablero anunciará qué elevador se debe abordar, puede ser el A, B, C o D.

 

Sólo si se ha acudido más de una vez se entiende el funcionamiento o, con suerte, algún otro usuario ayuda al desorientado. Una vez arriba, una voz dice “second floor”, cuando en realidad se ha llegado a la planta baja, cada dos pisos la instrucción es equivocada (y en inglés): si se llegó al piso 10 la voz dice que al ocho, si se está en el cuatro la voz dice que en el seis.

 

Los básicos “up” y “down” pasan desapercibidos, los usuarios se limitan a ver qué número se enciende para saber dónde bajarse, las instrucciones acaban por ser un relleno del ambiente encerrado entre las 12 personas que se suben de un jalón.

 

– Oiga señora, ¿entiende qué dice el elevador cuando abre las puertas?

 

– No, yo nada más veo las luces y ya

 

El Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal ha suscrito contratos con la empresa de elevadores KONE al menos desde 2007, tanto para la instalación de ascensores como para su mantenimiento.