RÍO DE JANEIRO. El vicepresidente de Brasil, Michel Temer, asumió la jefatura del Estado de forma interina mientras que Dilma Rousseff viajó a Nueva York para buscar apoyos internacionales con el objetivo de sortear la seria amenaza de destitución que pesa sobre ella.

 

Temer es el primero en la línea de sucesión y podría asumir el cargo de Rousseff de forma temporal si el Senado acepta dar curso al juicio político contra la mandataria, en una votación que podría ocurrir alrededor del 10 de mayo, según previsiones de la Cámara alta.

 

Rousseff trató de evitar a toda costa ver en la Presidencia a Temer, a quien considera uno de los “jefes de la conspiración” contra ella, por lo que canceló varios viajes internacionales en los últimos meses, incluyendo su anunciada asistencia a la Cumbre Nuclear que se celebró en Washington a comienzos de abril.

 

También declinó la invitación del Comité Olímpico Internacional (COI) para acudir a Grecia a la ceremonia del encendido de la antorcha de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro de 2016, que tuvo lugar ayer,

 

Este miércoles cambió de estrategia y anunció a última hora su viaje a Nueva York, con el que pretende denunciar en la sede de la ONU que es víctima de un intento de “golpe” de Estado que, según ella, está dirigido por Temer.

 

En la reunión de la ONU en Nueva York, según fuentes oficiales, Rousseff pronunciará un discurso centrado en los logros de Brasil en la lucha contra el cambio climático y contra la deforestación en la selva amazónica, pero también podría aprovechar para exponer la delicada situación política que atraviesa su país y ella misma.

 

La mandataria pretende aprovechar la presencia en esa cita de varios jefes de Estado y de gobierno de otros países para denunciar que el proceso de destitución en su contra se trata de un “golpe” de Estado.

 

El oficialismo considera que el proceso contra Rousseff se trata de un golpe porque, según ellos, las acusaciones que lo sustentan, que se refieren a unas maniobras contables realizadas por el Gobierno para maquillar cuentas, no constituyen un delito.

 

El destino de Rousseff está ahora en manos del Senado, que el próximo lunes va a instalar una comisión especial para analizar las acusaciones remitidas por la Cámara de Diputados.