El evento de la Fórmula E es el preámbulo del Gran Premio de México, a celebrarse en octubre próximo. Si bien es cierto que hay varias diferencias con la Fórmula Uno, como la velocidad de los autos y el hecho de que en la E, los pilotos tienen que cambiar el auto completo y no sólo las llantas como, porque la tecnología todavía no da para que la batería dure la carrera completa (43 vueltas, 50 minutos aproximadamente).

 

Es justo en la tecnología en donde la Fórmula E tiene sus mayores desafíos, pero también su mayor rango de oportunidades. Por ejemplo, las cargas de los autos se hacen de forma inalámbrica, gracias a los desarrollos de Qualcomm, con su producto Halo. Imaginen que en un futuro nuestros carros se puedan cargar con el hecho de sólo estacionarlos sobre un “tapete”, o que las carreteras cuenten con esta tecnología para que se recarguen mientras estamos en movimiento, así la batería sólo sería necesaria para “la reserva”.

 

Un dato importante, las llantas. Fabricadas por Michelin, éstas se pueden utilizar tanto en pistas húmedas como secas, por lo que ya no es necesario transportar otras “por si llueve”.

 

En el caso de las baterías, hechas por Williams Advanced Engineering, generan 28kw/h de energía. Aquí cuenta más el aprovechamiento que le den los pilotos, con su forma de conducir, para ir más rápido por más tiempo. La expectativa es que para la quinta temporada, las baterías duren los 50 minutos de la carrera.

 

Otro desafío es la velocidad de los autos. En México, los pilotos alcanzaron 111 km/h, es decir, menos de la mitad de las velocidades de los autos de la Fórmula Uno.

 

Sin duda, la Fórmula E, además de ser una gran fiesta que pinta para ser de las más glamorosas del mundo deportivo, es un laboratorio de nuevas tecnologías automotrices que seguramente pronto disfrutaremos todos. Y ojalá sea rápido porque el cambio climático ya hizo que incluso regresen las famosas contingencias ambientales a la CDMX, que no vivíamos desde hace más de una década.