Este sábado el Papa Francisco se reunirá con los 93 obispos y 14 arzobispos mexicanos en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, donde se encontrará a una iglesia con facciones que buscan asumir la dirección o el liderazgo de la Conferencia del Episcopado Mexicano, máximo órgano colegiado de la iglesia de nuestro país, pero también a algunos sacerdotes que van contra corriente y por ende son excluidos de las altas esferas de la jerarquía católica.

 

Para Bernardo Barranco, especialista en temas de religión con más de 20 años en medios de comunicación, el problema de la iglesia mexicana es que carece de un liderazgo claro y comprometido con la doctrina social que promueve el Papa Francisco.

 

“El ejemplo más claro es el cardenal Norberto Rivera, pues cuando se habla de él se habla más de política que de cuestiones religiosas”, aseguró el especialista en religiones.

 

Norberto Rivera, como titular de la Arquidiócesis Primada de México (la más importante del país) es uno de los líderes más destacados de la iglesia, pero que en ocasiones se confronta con otros altos jerarcas, como fue el caso de la discusión pública que tuvo con el arzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda, con motivo precisamente de la visita del Papa a la capital de Michoacán.

 

En el editorial del semanario Desde la Fe (publicación oficial de la Arquidiócesis Primada de México) se afirmaba que Francisco visitaba Michoacán porque era un estado azotado por la violencia, lo cual fue refutado por el obispo Suárez, quien contestó que si bien el estado pasó por momentos duros de inseguridad, éstos ya habían sido superados.

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Otro de los conflictos que especialistas ven al interior de la iglesia, es el del actual presidente del Episcopado, el arzobispo de Guadalajara, Francisco Robles Ortega, y su antecesor, el arzobispo de Tlalnepantla, Carlos Aguiar.

 

Para el académico del Colegio de México, Roberto Blancarte, las diferencias entre ambos personajes es por la forma cómo debe de reaccionar la iglesia ante la ola de violencia que vive el país, pues mientras que Robles tiene una actitud crítica, Aguiar fue más suave durante su gestión al frente del Episcopado entre 2006 y 2012.

Foto: Daniel Perales

 

Del otro lado están los sacerdotes y religiosas que no buscan el poder, sino darle un cambio sustancial al papel que está jugando la iglesia dentro de la sociedad mexicana.

 

“Se ha perdido en las luchas de poder interno entre los cardenales que quieren representar la verdad única que profesas, y eso incluye la marginación de cualquier pensamiento distinto”, afirmó Alberto Athié Gallo, ex sacerdote quien pasó 20 años como Legionario de Cristo y quien actualmente es activista a favor de las victimado de curas pederastas.

 

Por esta razón, personajes como el padre Alejandro Solalinde, el obispo Raúl Vera o la hermana Consuelo Morales, destacados activistas en al lucha de derechos de los migrantes y personas de escasos recursos, fueron marginados por sus ideas sociales, pues en la agenda de la alta jerarquía hay otros temas como la lucha contra el aborto, contra las bodas de homosexuales.

 

Y en medio de estos grupos de poder y de excluidos está la mayoría de obispos mexicanos, quienes no están exentos de la violencia (durante el actual sexenio van 11 padres asesinados según el Centro Católico Multimedial), quienes escucharán en voz del Papa un mensaje de cómo mejorar la iglesia, y seguramente, señalaron los especialistas citados, será para enfocarse en los problemas sociales.