Mal mensaje el que envió el presidente Peña Nieto al no haber asistido a la toma de posesión de Jimmy Morales como presidente de Guatemala. La vecindad obliga. Si México quiere ser un actor global debe de revalidar su protagonismo en la zona vecina. Se entiende que la gira que canceló en diciembre de 2014 a Arabia Saudita y que está por hacer en las próximas horas, junto su compromiso en el Foro Económico de Davos, le comprimieron la agenda internacional. Sin embargo, y repito, la vecindad obliga. Sobre todo, cuando la presidencia de Morales comenzó debilitada.

 

De Estados Unidos viajó su vicepresidente Joe Biden para mostrar su apoyo al nuevo mandatario después de la crisis política que, paradójicamente, lo llevó a la casa presidencial.

 

Jimmy Morales se encontró con la presidencia guatemalteca de manera fortuita. El azar fue algo más que generoso con el cómico que durante 15 años protagonizó uno de los programas con mayor éxito en la televisión chapina: Moralejas. (Un programa similar al mexicano Los Polivoces.)

 

Tuvo que ser la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG, una especie de catering judicial de la ONU), la que desmantelara el clan de corrupción que desde la presidencia dirigía Otto Pérez Molina. Su renuncia adelantada dejó el camino libre para Jimmy Morales. Entre las externalidades que generó la decisión de la CICIG se encuentra el hartazgo de los guatemaltecos por la clase política. Sandra Torres y Manuel Valdizón, de los partidos UNE y LIDER, respectivamente, pagaron factura. Valdizón no logró pasar a la segunda vuelta mientras que Torres fue aplastada por Jimmy Morales en el balotaje.

 

Morales asegura que en la casa presidencial el platillo que no faltará son los frijoles paraditos y el queso de Zacapa; que los dos libros que se encontraba leyendo horas antes de su investidura eran Despacho presidencial de Juan José Arévalo y Sólo frente al poder de “Juan Moro”. (En realidad es de Tomás Moro. El error lo cometió durante una entrevista que le hizo el periódico Prensa Libre.) Lo que llamó la atención de la entrevista (que puede ser vista a través del siguiente vínculo: http://www.prensalibre.com/PrensaLibreTV/DetalleTV/684457) es que el cómico reconoce que siente miedo de ser presidente. En particular en no cumplir con las expectativas que generó en la sociedad durante su campaña.

 

Morales tiene razón. Desde el primer minuto de su gobierno el que fuera cómico se debilitó. Un escenario fue el que el azar le obsequió pero otro radicalmente distinto el que encontró desde que se puso la banda presidencial.

 

Los escenarios político, económico y social son muy vulnerables. Tres ejemplos: la amenaza del partido LIDER de no permitir el acto de investidura si no se acreditaban las curules a dos de sus diputados; la paralización del sector salud en caso de que no se le mejoren las condiciones laborales y las precarias finanzas públicas, que sólo se explican por la caída en la recaudación a partir de abril pasado, mes en el que se destapó el caso La Línea (desde el SAT guatemalteco la vicepresidenta Roxana Baldetti, hoy presa, articulaba un grupo mafioso que se encargaba de desviar recursos públicos).

 

La llegada de outsiders a la política siempre despierta dudas. El grupo político de Beppe Grillo en Italia fue el que obtuvo el mayor número de votos durante las últimas elecciones parlamentarias. No quiso conformar gobierno porque no estaba dispuesto a realizar alianzas con los “impuros” partidos de siempre. Donald Trump está sorprendiendo entre los republicanos en Estados Unidos. Pero su imagen será rebasada en el momento en que inicien las primarias (febrero). Sería locuaz la decisión de votar por un candidato que promete invadir por tierra a Irak, Siria y Afganistán de manera simultánea. A Jimmy Morales lo votaron por ausencia de opciones. Ojalá que le vaya bien. Pero parece una broma.