Escucha la canción del viento y Pinball 1973, las dos primeras novelas del famoso autor japonés Haruki Murakami, ya pueden ser adquiridas en México, en un solo volumen y en español.

 

Las llama novelas escritas en la mesa de la cocina, pero no de forma despectiva, pues las considera viejas amistades con las que siempre estará agradecido.
Publicado en la colección Andanzas, de Tsquets, el material recoge este par de novelas que por mucho tiempo se mantuvieron editadas sólo en japonés e inglés, por decisión del autor, que las considera trabajos menores aunque no por ello menos entrañables.

 

Así lo deja ver en el prólogo que escribe Murakami para esta edición, en el que relata la génesis de ambos textos, escritos desde la mesa de la cocina de un bar, por el que apostaba como medio de sobrevivencia, antes de darse cuenta de que podía ser un autor exitoso y decidiera dedicarse de tiempo completo a escribir.

 

Murakami comparte con sus lectores la experiencia de aquellos años en los que, confiesa, había comenzado una vida al revés (primero se casó, luego consiguió un empleo y al final, como pudo, concluyó sus estudios), y las penurias para levantar un negocio que le permitiera no depender de ser contratado por alguna empresa.

 

Su gusto por la música, y en particular por el jazz, lo llevaron a abrir este bar en el que se gestarían sus primeras obras.

 

De la primera de ellas recuerda que le costó mucho trabajo, que se tomó como medio año en escribirla, robándole algunos momentos a las madrugadas, tras cerrar su bar, y que al concluirla lo desanimó grandemente pues no le resultaba atractiva.

 

Confiesa que entonces una vieja máquina de escribir y el reto de hacerlo en inglés, una lengua no nativa, lo hicieron darse cuenta de que a su primera novela lo que le faltaba era mostrar su propia voz.

 

Un estilo que al adquirir dio como resultado la versión final de Escucha la canción del viento, que por alguna razón casi de inspiración había decidido enviar a un certamen de autores jóvenes que acabó por ganar.

 

Pinball 1973 fue una especie de continuación obligada que cerró esta etapa de experimentación y que le dejó claro que podía ser escritor, sin dejar de disfrutar lo que le apasionaba: el béisbol, la música, la cultura pop y todos esos elementos oníricos que ha ido desplegando desde entonces en su obra.

 

Escucha la canción del viento narra las vicisitudes de un joven estudiante que durante unas vacaciones en su ciudad natal disfruta de la compañía de su mejor y original amigo, apodado El rata; una chica con cuatro dedos y el barman del Jay’s Bar, son personajes a los que se suma la figura de un escritor suicida (Derek Hearfield) con quien abre y cierra la obra.

 

En Pinball 1973, retoma tres años después al mismo joven, ahora viviendo en Tokio, con dos gemelas idénticas, mientras “El rata” sigue viendo pasar la vida en el Jay’s Bar, en una novela melancólica (con gatos, pozos y antiguas novias) y de atmósfera poética, como la que configurará en algunas de sus posteriores obras.

 

Poco tiempo después de haber escrito Pinball 1973, también desde la mesa de la cocina de su bar, tomó la decisión de vender el local, “me convertí en novelista de tiempo completo y empecé a escribir una auténtica novela larga: La caza del carnero salvaje, rememora en el texto introductorio publicado en México por Tusquets.

 

Esta es la novela a la que considera el inicio de su trayectoria pero sobre los textos que sirvieron de preámbulo, el propio Murakami remarca: “fueron algo inestimable e insustituible”, que lo alentaron y reconfortaron su corazón.