El uso constante del celular es un hábito que ocasiona diversas alteraciones en las conductas y salud de los menores, adolescentes y jóvenes por la exposición prolongada a los contenidos de redes sociales.}

 

El director de Salud Mental de la Secretaría de Salud estatal, Félix Higuera Romero, explicó en entrevista que en términos oficiales el uso prolongado del teléfono móvil no se ha catalogado como una adicción.

 

Señaló que se trata de un hábito perjudicial, así como existen otros como el consumo excesivo de determinados alimentos estimulantes entre los que se encuentran las bebidas azucaradas o la comida chatarra.

 

Planteó que aún no se considera el uso del celular una adicción porque tiene diversas vertientes, como sería el caso de un empresario que usa el dispositivo a diversas horas del día para su trabajo, sin exponerse a contenidos perjudiciales.

 

Consideró que no es la misma situación la de un adulto a la de un adolescente o joven se exponga a esto, puesto que una persona mayor ya maduró su ser, mientras que el menor está en un proceso de aprendizaje del cerebro.

 

Se interfiere en la maduración, planteó, porque se le incorporan los contenidos no favorables, en tanto que la conducta impulsiva no va a modificarse en el curso del tiempo y posiblemente puede empeorar.

 

Reiteró que el uso del celular se convierte en un hábito perjudicial por el tiempo en que la persona permanece en el mismo, con todas las implicaciones que esto conlleva al exponerse a estímulos agradables y desagradables.

 

La mayoría de las veces los contenidos del celular pueden ser agradables, placenteros y modifica “eso que cerebralmente se llama circuito de la recompensa, en el que la dopamina –hormona que regula los placeres- juega un papel muy importante”.

 

Explicó que cuando ese circuito se condiciona para trabajar de manera acelerada o diferente, la persona va aprendiendo a vivir la experiencia de manera intensa, de tal forma que al suprimirle el celular a una jovencita entra en crisis, en choque emocional.

 

Una persona habituada al estímulo excesivo, como ocurre con las drogas, atraviesa por lo que se conoce como el síndrome de supresión aguda, que es la exposición de la actividad placentera, en este caso es debido al celular.

 

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (Inegi), en Sonora 73 por ciento de la población en general tiene celular y la juventud es la que está más expuesta, señaló Higuera Romero.

 

Refirió que el orden del uso de esta tecnología es para obtener información, comunicarse, entretenimiento, apoyos educativos o de capacitación y para acceder a las redes sociales, 34 por ciento usa Facebook y Twitter para entablar comunicación.

 

Planteó que un importante segmento de la población destina el tiempo para el entretenimiento o el juego a través del teléfono móvil en el que se exponen materiales de aprendizaje y positivos, pero también pueden hacer cambiar su estado de ánimo.

 

“Ahí nos enfocamos en personas que son vulnerables a los cambios del estado de ánimo, si está propensa a las ansiedades, a las depresiones, cuando tiene un problema de estos cambia y se torna desmotivada, con dificultades para experimentar gusto o placer” abundó.

 

Estudios e investigaciones señalan que la exposición prolongada a los contenidos de las redes sociales y el estímulo luminoso, visual o auditivo, alteran la corteza cerebral, tornando en una persona más irritable, con cambios bruscos en el estado de ánimo.