NACIONES UNIDAS. El plenario de la histórica sesión número 70 de la Asamblea General de la ONU concluyó hoy, revelando las profundas tensiones que ha generado el conflicto en Siria en la comunidad internacional y lo remota que aún se encuentra la paz en Medio Oriente.

 

Las tensiones de esta Asamblea General, que con 160 fue una de las que más alto número de jefes de Estado y de gobierno congregó en la historia de la ONU, quedaron plenamente de manifiesto con el anuncio de Rusia de lanzar su propia ofensiva contra grupos terroristas en Siria.

 

El anuncio de Rusia echó por tierra la posibilidad de que la reunión entre el presidente ruso Vladimir Putin y su homólogo estadunidense Barack Obama pudiera iniciar una etapa de entendimiento para detener la guerra civil en Siria, iniciada en 2011 y que ya ha costado la vida a más de 300 mil personas.

 

El desencuentro, además, perpetuará una de las mayores crisis humanitarias en la historia moderna, y una de las causas principales de que más de 60 millones de personas se encuentren actualmente desplazadas de sus lugares de origen por la violencia, la mayor cifra desde la Segunda Guerra Mundial.

 

Rusia inició el miércoles pasado su ofensiva, bajo la petición del gobierno sirio, en tanto que los gobiernos de Occidente condenaron las acciones, y refrendaron su respaldo a la coalición encabezada por Estados Unidos, a la que más de 20 países contribuyen militarmente.

 

El gobierno de Putin, aliado del presidente sirio Bashar al-Assad, insiste en que la transición política en ese país debe ser un tema resuelto una vez que los extremistas en ese país estén bajo control.

 

“Creemos que es un enorme error negarse a cooperar con el gobierno sirio y sus fuerzas armadas, que están combatiendo de manera valiente, y cara a cara, el terrorismo”, afirmó Putin al pleno de la Asamblea General.

 

Para los presidentes ruso y estadunidense, el extremismo representa una amenaza para toda la región de Medio Oriente y el Norte de África, y para los 100 países que de acuerdo con la ONU son lugar de origen de combatientes extranjeros de grupos extremistas sirios.

 

Sin embargo, Estados Unidos insiste que despojar a al-Assad de cualquier respaldo político y militar es esencial para lograr la paz y para iniciar la transición política en ese país.

 

“Cuando un dictador asesina a decenas de miles de su propio pueblo, eso no es una cuestión sólo de los asuntos internos de una nación”, dijo Obama. Añadió que Siria no puede “regresar al estatus quo”.

 

Los desacuerdos internacionales en torno a Siria van más allá de las discrepancias de Estados Unidos y Rusia. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, expresó en su discurso inaugural que hay tres países más que son “clave” para la paz en ese país: Irán, Turquía y Arabia Saudita.

 

Irán ha respaldado a al-Assad, en tanto que Turquía y Arabia Saudita han financiado, de acuerdo con el gobierno sirio, actividades terroristas. Las estrategias turcas y sauditas funcionan, en gran medida, de manera independiente de las políticas estadunidenses.

 

En la Asamblea General, ninguno de esos tres países mostró disposición a cambiar sus tácticas o políticas en Siria. De manera cautelosa, Irán expresó la necesidad de formar un frente unido contra el terrorismo, y su deseo de una nueva relación con el mundo tras el acuerdo sobre su programa nuclear.

 

Asimismo en torno a la gran fuente de tensión en Medio Oriente, en la relación de Israel y Palestina no se vislumbró ningún viso de acercamiento. Si acaso, la tensión se elevó aún más.

 

El presidente palestino Mahmoud Abbas anunció que su gobierno no se sujetaría más a los Acuerdos de Oslo, firmados en 1993 y que forman la base de las negociaciones de paz. Argumentó que Israel violaba tales compromiso de manera sistemática.

 

El presidente israelí, Benjamin Netanyahu, aprovechó la oportunidad para acusar a Palestina de negarse a buscar la paz.

 

Redobló además su ofensiva contra el único punto de optimismo en Medio Oriente en años recientes: el compromiso para garantizar que el programa nuclear de Irán sea para fines pacíficos.

 

Netanyahu reiteró su crítica implícita a Estados Unidos, su gran aliado histórico, y advirtió que Irán sembraba “células terroristas” en el mundo entero.

 

Bajo ese contexto, el diagnóstico expresado al inicio de la Asamblea General por el titular de la ONU pareció alejado de la realidad. “Las recetas para un cambio positivo están en la mesa, los ingredientes para el éxito están al alcance de nuestras manos”, había dicho Ban.