Moisés, contador de 50 años del norte del país, lleva ya tres años deteniendo al cáncer. Está en remisión: un periodo de tiempo en el cual el cáncer está controlado, una esperanza de que la enfermedad que se había extendido en todo su hígado ha parado su avance.

 

Durante poco más de un año, Moisés, cuya identidad 24 HORAS reserva por motivos de seguridad, consumió mariguana para aliviar los efectos secundarios de la quimioterapia. Ocasionalmente utilizó a un narcomenudista para que se la vendiera, pero la mayoría de las veces la obtuvo de un oficial del Ejército, un superviviente del cáncer que aún la regala a enfermos, aseguró en entrevista.

 

En la sala de quimioterapias, Moisés escuchó de otros pacientes sobre la existencia de un militar con rango que “salvaba” algo de las quemas de mariguana y la regalaba a enfermos de cáncer, siempre a contraentrega de una receta médica que acreditara que estaban pasando por la quimioterapia.

 

De acuerdo con lo que cuenta, algunas veces él iba al campo militar y recogía ahí mismo un “buen paquete” de mariguana, la droga nunca se la cobró, pero para obtenerla era condición mostrarle al soldado que lo atendiera (siempre uno diferente) su receta médica.

 

En otras ocasiones, las entregas de la droga se hacían en lugares públicos y de manera clandestina: después de “enviar” la receta médica, el paciente indicaba un lugar y hora y ahí llegaba un enviado con un sobre el cual contenía la mariguana.

 

“Está en la lucha contra el narcotráfico y demás, pero hace esa labor, porque él también es un sobreviviente de cáncer. Entonces tiene una red clandestina en la que, si estás enfermo, vas y le llevas los papeles y, cuando lo requieres, él te da una buena dotación. Cuando no hay, porque no siempre decomisan o no siempre puede agarrar, pues tú lo haces de manera clandestina, tienes tu dealer”, platicó Moisés.

 

Al conocer del caso de la niña Grace Elizalde y de otros enfermos que buscan auxiliarse de la mariguana para mejorar su calidad de vida (como a él mismo le ayudó), reflexiona que es necesario aportar una visión “más humana” a la regularización de esta planta para uso terapéutico.

 

“Si le hace bien al enfermo y a las personas les ayuda a tener una mejor calidad de vida, no veo por qué no administrárselo, se me hace hasta inhumano. Estoy en contra de las drogas recreativas, usarlas irresponsablemente, pero me parece que tienen satanizado el uso del cannabis”, comentó.

 

Una de las opciones más generalizadas para tratar el cáncer es la quimioterapia, que consiste básicamente en inyectar una sustancia altamente tóxica al cuerpo para eliminar desde dentro las células cancerígenas. Pero junto con las células enfermas también mueren las sanas, por lo que el paciente tiene que soportar terribles efectos secundarios: pérdida del cabello, náuseas, vómito, sangrados, migrañas muy intensas y dolor, mucho dolor.

 

“Los efectos secundarios son terribles y los medicamentos no te hacen absolutamente nada. Con dos semanas de cannabis se te quitan, un par de fumadas de esa cosa te ayuda a llevar una vida normal, si no lo haces, la quimioterapia te tumba una semana en la cama”, comentó Moisés.