Keila Lira Ruiz nunca podrá correr un maratón ni convertirse en campeona olímpica, pero ya logró el triunfo más  grade a sus ocho meses de edad. De cero posibilidades de vivir pasó a 50 % al conseguir  lo que para cualquier persona  es una acción vital: respirar.

 

María Luisa Lira Romero (21 años) y su esposo Víctor Manuel Ruiz (20) recibieron una mala noticia a la espera de su primer bebé. Antes de conocer el sexo, ya sabían que su hija tenía una complicación genética  que impediría que sus pulmones se desarrollaran de forma normal. El diagnóstico de los médicos fue implacable. Su hija no tenía posibilidades de vivir, a lo mucho unos minutos después del parto.

 

“Nos dimos cuenta de que estábamos embarazados como a los tres meses. En el primer ultrasonido, la doctora me lo detectó, nos diagnosticaron y empezamos a hacer el procedimiento. En el principio nos sorprendió, no lo creímos, fuimos con otro doctor y cuando nos confirmó, decidimos llegar hasta donde pudiéramos nosotros”, aseguró María Luisa Lira.

 

Esta enfermedad, que se presenta en uno de cada 3 mil nacimientos, es un defecto congénito en el diafragma, causado porque el abdomen y el tórax no se comunican adecuadamente, lo que facilita que el intestino, estómago, hígado, riñones o bazo se puedan desplazar y alojarse en el tórax, comprimiendo a los pulmones sin permitirles su crecimiento y desarrollo.

 

En los casos más graves, la única posibilidad para los bebés es ser operados dentro del útero de su mamá mediante un procedimiento que en México sólo se ha llevado a cabo en nueve ocasiones, de las cuales sólo cuatro casos (incluida Keila) han sobrevivido. Aun con tratamiento “Se le coloca un balón en la tráquea lo que permite que crezca el pulmón aunque no de manera perfecta.

 

Se localiza la tráquea del bebé, mediante un tubito que mide dos o tres milímetros”, explicó el doctor Jaime Nieto Zúñiga, director del Hospital Infantil de México donde Keila fue operada aun cuando se encontraba dentro del vientre de su madre.

 

“Se coloca un globito de dos a tres semanas tapando la tráquea, eso hace que crezca el pulmón, después de eso los mismos cirujanos fetales ponchan el globo. Estos niños tenían 0% de posibilidades, con este procedimiento hemos concedido 40 a 50%”, comentó el médico.

 

Adscritos a la Secretaría de Salud en México sólo hay cuatro centros donde se pueden llevar a cabo estos procedimientos: dos en el Distrito Federal, uno en Monterrey y otro en Querétaro. En todo el país sólo hay 15 cirujanos con la habilidad y el conocimiento para reparar malformaciones en el corazón, daños en los riñones y en los pulmones en bebés que aún no han nacido.