Con severas crisis políticas y de seguridad, en Michoacán y Guerrero las fuerzas políticas se disponen a disputarse el poder como si no hubiera pasado nada:

 

1.- En Michoacán, el PRI fue desplazado por el PRD en la gubernatura en el 2002 y con la administración perredista el crimen organizado se apoderó de la plaza. El medio hermano del gobernador Leonel Godoy (2008-2012) fue instaurado diputado federal pese a las denuncias de vinculaciones con Servando Gómez La Tuta y luego hubo que desaforarlo por las acusaciones probadas. Pero es la hora en que, por la protección del PRD, Julio César Godoy sigue prófugo desde 2009.

 

El PRI recuperó la gubernatura en el 2013 pero Fausto Vallejo no pudo gobernar por enfermedad y delegó el poder a Jesús Reyna; hoy el hijo de Vallejo y Reyna están encarcelados por colaborar con el crimen organizado. El gobierno federal tuvo que inventar a un comisionado para coordinar la seguridad.

 

2.- En Guerrero, el PRD tenía todo el control político del gobierno estatal y de los municipales. El alcalde perredista de Iguala José Luis Abarca ordenó el arresto de 43 normalistas y su entrega al grupo criminal Guerreros Unidos y este cártel estaba dirigido por los hermanos de la esposa del alcalde perredista en Iguala. Ante el secuestro y presunto asesinato de los 43 normalistas, el gobernador perredista Ángel Aguirre Rivero fue obligado a solicitar licencia.

 

En estos dos estados la política ha sido elevada a la categoría kafkiana:

 

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1.- La candidata del PAN a la gubernatura de Michoacán es Luisa María Calderón, hermana del presidente que ordenó la ofensiva de seguridad en Michoacán que aumentó la criminalidad. El PRI y el PRD tienen dos candidatos que han iniciado su precampaña sin ofrecer una explicación del papel de sus partidos en la crisis de seguridad, ambos partidos con militantes articulados al crimen organizado.

 

2.- En Guerrero, el PRD instruyó al precandidato Armando Ríos Piter entenderse con el gobernador con licencia Aguirre Rivero para poder aspirar a la nominación. El PRD aparece protegido por los padres de los 43 normalistas que saben que sus hijos fueron secuestrados por órdenes de un alcalde perredista pero sus exigencias nada tienen que ver con el PRD. Y el hijo de Aguirre Rivero anunció su precandidatura perredista a la alcaldía de Acapulco. Por cierto, el PAN colaboró con la victoria electoral del PRD en la elección de Aguirre porque Gustavo Madero pactó la declinación del candidato panista a favor del PRD.

 

Hundidos en las complicidades con el crimen organizado y con corresponsabilidad en la descomposición de los climas social y político en Michoacán y Guerrero, el PAN, el PRI y el PRD se preparan para participar activamente en las elecciones legislativas federales como si en esas dos plazas no hubieran pasado cosas negativas. Los primeros discursos de los tres partidos han carecido de una explicación de su corresponsabilidad en los problemas de inseguridad y desbordan entusiasmo por la fiesta electoral que se avecina.

 

Mientras tanto, en Michoacán y Guerrero otros son los que están pagando facturas ajenas. En el caso de los 43 normalistas secuestrados los padres de familia culpan al Ejército cuando saben perfectamente que la orden de secuestro fue dada por el alcalde perredista y su esposa como precandidata perredista a sucederlo. Pero las complicidades de los padres con los funcionarios perredistas criminales es política y tiene que ver con el poder y no con los restos de sus hijos desaparecidos.

 

Por eso es que en Michoacán y Guerrero los partidos tendrán un lema: aquí no ha pasado nada.