El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que colabora en la investigación por la desaparición de los 43 estudiantes desaparecidos de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, descartó que los restos encontrados en las tres fosas de Iguala, Guerrero, sean de los normalistas.

 

Al respecto la Procuraduría General de la República dijo en un breve comunicado que los resultados que ellos realizaron a los primeros 30 cuerpos hallados coinciden con los del EAAF, mientras que mañana serán enviados a la Universidad de Innsbruck, Australia, los restos hallados en la barranca y el río de Cocula.

 

Los peritos argentinos, que coordinan el trabajo de otros expertos de Colombia, México, Uruguay, Francia y Estados Unidos, trabajan en el examen de 30 restos humanos recuperados de la fosa de Cerro Viejo/ Pueblo Viejo; nueve vestigios de la fosa de La Parota/ Cerro de Lomas de Zapatero; y los encontrados en el basurero de Cocula y la vera del río San Juan, en Cocula, Guerrero.

 

En un comunicado, precisaron que hasta ahora 24 de los 30 restos hallados en la fosa de Cerro Viejo/Pueblo Viejo han sido analizados genéticamente en el Laboratorio The Bode Technology Group, ubicado en Estados Unidos, y ninguno de estos mostró probabilidad de parentesco biológico con los 43 normalistas.

 

“En síntesis, hasta el momento, no han habido identificaciones entre los restos recuperados en las tres localidades mencionadas y los 43 normalistas”.

 

Respecto a los seis restos adicionales, el equipo indicó que continúan los análisis y en breve habrá resultados.

 

A petición de los padres de los jóvenes desaparecidos, el equipo argentino trabaja desde el pasado 5 de octubre como perito independiente para el examen de las evidencias que conforman la averiguación previa por la desaparición de los normalistas.

 

El 7 de noviembre, el procurador General de la República Jesús Murillo Káram, dijo en conferencia de prensa que tres integrantes del grupo delincuencial Guerreros Unidos confesaron haber recibido y ejecutado a un grupo de estudiantes, que les entregaron policías municipales de Iguala.

 

De acuerdo con la versión oficial, aunque los normalistas siguen en calidad de “desaparecidos” porque no hay pruebas contundentes de su asesinato, los presuntos delincuentes confesaron haber quemado los cuerpos de más de 40 personas y después arrojado sus restos al río San Juan.