Poco antes de las 10 de la mañana arribó Olga Sánchez Cordero a la Cámara de Diputados. Su comitiva era custodiada celosamente por motociclistas de la policía capitalina quienes abrían paso con sirena encendida entre el escaso tráfico que se originaba en las inmediaciones de San Lázaro.

 

Las camionetas pasaron sin recato a un costado de dos grupos de manifestantes provenientes, unos de Tabasco y los otros de Hidalgo. Los primeros acampan a un costado de la puerta uno del recinto parlamentario desde el mes pasado, los otros arribaron las primera horas de ayer.

 

Sánchez Cordero, licenciada en derecho por la UNAM, fue recibida de manera inmediata en las oficinas del priista Manlio Fabio Beltrones Rivera; estaban ya presentes el rector de la máxima casa de estudios, José Narro Robles y funcionarios del gobierno federal, entre ellos el consejero jurídico de la presidencia de la República, Humberto Castillejos.

 

Los abrazos no cesaban entre legisladores, funcionarios federales, hacía la primera dama galardonada con la medalla al Mérito “Eduardo Neri, legisladores de 1913”, de los doce personajes que los han recibido desde su concepción.

 

Ya en el salón de sesiones, la mesa directiva solicitaba a siete de los únicos 261 legisladores presentes, salieran a recibir a la galardonada, quien sólo con ingresar al recinto recibía los aplausos de los invitados, legisladores, rectores, funcionarios y familiares de la mujer honrada.

 

El diputado Marcos Aguilar Vega, primer orador en el evento, se dijo “impresionado” por la preparación académica y profesional de Sánchez Cordero.

 

“Como docente en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), investigadora, conferencista, servidora pública en la administración e impartición de justicia y escritora de una profusa obra de diversos temas, principalmente constitucionales y de perspectiva de género; su notable desempeño y trayectoria la convierten en un ejemplo de dedicación y servicio”, dijo.

 

Acto seguido, el presidente del Congreso General, Aureoles Conejo, impuso la medalla elaborada de oro, acuñada por la Casa de Moneda y que pende de un listón de seda con los colores patrios, así como un pergamino. Los plausos fueron breves.

 

 

Dignificación femenina

 

La mujer laureada, por su trayectoria en los ámbitos civil y político, emitió su discurso donde resaltó que hasta sus últimos días luchará por la dignificación de las mujeres del país, ésa ha sido y será la bandera que enarbole hasta el final de mi vida, porque mi tarea ha sido marcada con esa vocación.

 

Con voz pausada, señaló “quienes integramos las instituciones del Estado, quienes tenemos como obligación principal legislar, juzgar o implementar políticas públicas, estamos llamados a devolver la condición humana a quienes se les ha arrebatado”; único momento que fue interrumpida por los aplausos.

 

Ante los últimos hechos de inseguridad que se han registrado en el país y tras la desaparición de 43 normalistas de Guerrero, Sánchez Cordero resaltó “alguien que priva de la vida a otro, destruye su humanidad y lastima la de los demás; quien impide a alguien alzar su voz, silencia la voz de todos”.

 

Antes de concluir su discurso, Sánchez Cordero hizo público su decisión de donar la bolsa económica que acompaña esta distinción, 222 mil pesos, a los programas para niños migrantes del Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas.

 

Con el salón semivacío de diputados, se entonó las estrofas del himno nacional mexicano por la banda sinfónica y coro de la Secretaría de Marina-Armada de México.

 

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