Al concluir el mensaje político, con motivo del Segundo Informe de Gobierno, el titular del Ejecutivo Federal se dirigió hacia su lado derecho, donde estaban los miembros de su gabinete. Ahí, frente a ellos y en medio de la ovación, les envío un abrazo, poniendo con énfasis las manos en sus bíceps.

 

Regresó a su lugar y de ahí se fue a saludar a todos los gobernadores convidados. Primero a los de la primera fila, y después subió un escalón para estrechar la mano de los mandatarios que se encontraban en la segunda hilera.

 

Llamó la atención la efusividad con que abrazó a los líderes del Senado y la Cámara de Diputados, por cierto dos miembros de la izquierda; la sonrisa que le puso al titular de Gobernación, el golpe de amigo que le dio en el brazo a Eruviel Ávila, y que se detuvo a charlar unos segundos con los mandatarios de oposición.

 

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Pero destacamos, en esta ocasión, que algunos de los que ahí estaban sentados viendo a toda la concurrencia, habrán de perder el poder, su fuerza y su fama en pocos días, cuando se conozcan los nombres de los candidatos a sucederlos. Y quizá regresen a Palacio Nacional a escuchar la síntesis de lo realizado en los siguientes meses, en septiembre de 2015, pero ya aniquilados políticamente.

 

Se piensa que algunos de los que se quedarán sin trabajo, con los cambios que se avecinan, serán invitados a formar parte del primer círculo; pero la mayoría de los que se van, no únicamente se irán de los palacios y casas de gobierno, sino del corazón presidencial.

 

Ángel Aguirre, Marcos Alberto Covarrubias Villaseñor y Guillermo Padrés Elías seguramente se integrarán a puestos de dirección de sus partidos y se convertirán en senadores para 2018; aunque al perredista no le alcanza para ninguna de esas posibilidades.

 

¿Pero qué será de Fernando Eutimio Ortega Bernés, Mario Anguiano Moreno, Salvador Jara Guerrero, Rodrigo Medina de la Cruz, José Calzada y Fernando Toranzo Fernández?

 

Insistimos, unos serán consentidos con una embajada, otros serán invitados por su experiencia a un cargo en el centro del país, otros irán al PRI como delegados especiales en un estado sin elección próxima, pero la interrogante es ¿quiénes de verdad tienen posibilidades de llegar al gabinete?

 

La verdad, fuera del gobernador saliente de Querétaro a todos les darán las gracias; pero atención, no es seguro que venga al DF como secretario de despacho. Quizá en un puesto mucho menor. Ni si quiera de subsecretario.

 

Y nadie debe de sorprenderse: han tenido gobiernos muy medianos. El gobierno que encabeza Enrique Peña Nieto se distingue por la innovación, el arriesgue, el acuerdo político con los contrarios y la apuesta al futuro. ¿A poco los gobernadores de Campeche, Colima, Nuevo León y San Luis Potosí se distinguen por ello?

 

Quizá don Salvador Jara da la sorpresa en unos meses, aunque su perfil académico complica las cosas.

 

Los mandatarios salientes deben estar nerviosos, porque su primera y gran aduana pasa por las elecciones intermedias, y hacen aparentar que tienen todo controlado. Quizá a algunos les saldrá el tiro por la culata.

 

El Presidente, me dicen sus cercanos, es muy generoso y posee un gran don de gente, pero tiene claro que para echar andar las reformas necesita a sus mejores hombres, y a los personajes más comprometidos y capacitados. Por ello, se antoja imposible que los gobernadores del PRI que pronto entregarán el bastón de mando se conviertan en titulares de una dependencia estratégica.

 

Eso sí, con los cambios que se avecinan, porque habrá muchas vacantes, no pierda de vista a un grupo de subsecretarios que pronto serán titulares.

 

 

Metepec.- Muy pocos alcaldes fueron convocados a ser testigos del acto republicano de ayer, pero quien sí recibió invitación, y no dejaba de recibir saludos, fue la presidenta de Metepec, Carolina Monroy del Mazo de Nemer.

 

 

Sinaloa.- Entre los pocos diputados federales invitados a Palacio Nacional, destacó la mexiquense Laura Barrera Fortoul de Maccise; el neoleonés Jorge Mendoza Garza y Heriberto Galindo Quiñones, a quien le preguntaron varias veces si él era el bueno para sustituir a Malova.