—¿Cuánto tiempo pasó hasta que aparecieron en tus sueños?

—20 años.
—¿Lo hablaste con alguien?
—¿Cómo quién?
—Un psicólogo, psiquiatra, Shiatsu, algo así…
—No, nada. Por eso te llamé a ti.
—Pero soy un productor de cine.
—El cine puede ser terapéutico, ¿no?

(Vals Im Bashir, 2008)

Por más de dos semanas el mundo ha estado inundado de noticias provenientes de Gaza, con las cruentas narraciones textuales y visuales de la ofensiva israelí emprendida contra sus vecinos palestinos. Un sangriento capítulo más añadido a lo que parece una historia sin fin de agresiones entre ambas partes, desafortunadamente nada equitativas, desde la instauración del estado de Israel en 1948.

Hasta la pantalla grande también ha sido llevado este conflicto con su variedad de implicaciones. El siguiente recuento pretender ser una invitación al lector para conocer algunas películas que abordan el tema, unos cuantos botones de muestra de una cruda realidad transformada y vuelta cine, clara señal de que el arte no puede estar ajeno a las injusticias sociales.

Vals Im Bashir (Ari Folman, 2008)

—¿Qué hago? ¿Por qué no me dices qué hacer?
—Dispara.
—¿A quién?
—No sé, sólo dispara.
—¿No es mejor rezar?
—Reza y dispara.

Película de animación israelí en la que acompañamos a un veterano participante en la Masacre de Sacra y Chantila (1982). A raíz de flasbacks y conversaciones con compañeros de su batallón, va reconstruyendo tan dramáticos hechos bloqueados de su memoria, y que al resurgir exponen sin sutileza lo aberrante y sin sentido de lo sucedido. Un magnífico ejercicio tanto reconstructivo como expiatorio.

Etz Limon (Eran Riklis, 2008)


—¿Que sucede, Um Nasser? ¿Por qué lloras? ¿Sabes cuánta tierra confiscaron para hacer prisiones donde encerrarnos? ¿Y cuántas casas han demolido? Aquí dicen que te compensarán. Los israelíes son tan generosos…

Largometraje también israelí que nos expone las vicisitudes sufridas por una mujer palestina, poseedora una amplia parcela tapizada de limoneros. Con la compra por parte del Ministro de Defensa de Israel de la propiedad contigua se procederá a la destrucción del huerto, ante lo cual la protagonista no está dispuesta a ceder. Tensa narrativa que desenmaraña los entresijos de una convivencia necesaria pero hostil.

Milh Hadha al-Bahr (Annemarie Jacir, 2008)


—¿Por qué viniste aquí? No hay nada aquí.
—No hay nada en ningún lado…
—La vida es mejor en otros lugares. ¿Entonces?
—Teníamos algo aquí. Vidas. Nos han robado todo.

Soraya llega a Ramallah procedente de Estados Unidos. Es hija de exiliados palestinos refugiados en América, pero su sangre le llama a reintegrarse a sus raíces. Le es imposible “legalmente”. Conoce a Emad, que anhela salir de la región y emigrar a Canadá. Un romance surge entre puntos de revisión, intransigencia de las autoridades, y el impotente sentimiento de verte arrebatado de lo tuyo sin poder hacer algo para evitarlo. O sí.

Five broken cameras (Emad Burnat, Guy Davidi, 2011)

—Sanar es resistir a la opresión. Pero cuando estoy herido una y otra vez me olvido de las heridas que controlan mi vida. Las heridas olvidadas nunca sanan, así que filmo para sanarlas.

Documental que saltó a la fama con su nominación a los Premios Oscar 2012. Nos ofrece un compendio del material filmado de manera amateur desde 2005 por un palestino residente en Bil’in, población colindante a la frontera con Israel, y que ha sido devorada por los asentamientos judíos. Los habitantes de la zona mantienen una cruda resistencia, soportando los embates del ejército israelí con admirable pundonor y estoicismo.