Cada año, más de 450 mil niños mexicanos interrumpen sus estudios para migrar del campo a los centros urbanos del país o a Estados Unidos, ya sea para reunirse con sus familiares o con el fin de encontrar un trabajo. Un fenómeno que tiene como origen las condiciones de pobreza o vulnerabilidad en el sector rural, señaló la Confederación Nacional Campesina (CNC).

 
Y es que si bien las cifras de migración infantil alcanzaron un nivel crítico, los reportes muestran que se trata de un problema de años atrás. De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidad para la Infancia (Unicef), los adolescentes de entre 13 y 17 años constituyen 80% de la población infantil que emigra hacia zonas urbanas o buscan cruzar la frontera norte de México, un proceso en el que corren el riesgo de ser involucrados en la comisión de delitos, resultar enganchados en redes de explotación sexual o laboral, sufrir accidentes o, incluso, morir.

 
El Censo de Población y Vivienda de 2010, realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), precisa que las cinco entidades con mayor migración hacia Estados Unidos son Guanajuato, Michoacán, Jalisco, Estado de México y Puebla.

 
Unicef calcula que cada año alrededor de 40 mil niños, niñas y adolescentes migrantes son repatriados desde Estados Unidos a México, de los cuales alrededor de 18 mil viajaban solos con el deseo de reunirse con sus familiares, para mejorar su nivel de vida a través del desempeño de un trabajo o para escapar de la violencia familiar o de la explotación sexual.

 
A LAS CIUDADES, LA OTRA MIGRACIÓN

 
Pero la migración de menores no es un fenómeno exclusivo de la frontera. De acuerdo con el Inegi, las entidades de la República donde se registra mayor llegada de menores de edad por efecto de migración interna son Baja California Sur, donde 12 de cada 100 de sus residentes de 5 a 17 años vivían en otro estado, Quintana Roo y Colima, que registran valores de 9.1 y 7.5%, respectivamente.

 
La CNC manifestó en un comunicado que el fenómeno de la migración afecta sobre todo a las personas que viven en el campo, ya que más de 70% de la población rural vive en condiciones de pobreza o vulnerabilidad, lo que los lleva a buscar mayores oportunidades e ingresos fuera de sus lugares de nacimiento.

 
Según la organización, los indicadores de bienestar social y el desequilibrio entre los estados rurales del sur y sureste y los de mayor desarrollo en el centro y norte de México, son los factores que empujan a más personas cada año a salir de sus centros de origen, entre ellos niños, ya que, por ejemplo, en entidades como Nuevo León o el DF la tasa de mortalidad en menores de 5 años es 10 veces menor a la de estados como Chiapas y Oaxaca.

 
Cifras del Consejo Consultivo Técnico de la CNC señalan además que el analfabetismo en el campo es más del doble que en las ciudades, y que las tallas bajas en los niños en edad preescolar son de 32% en regiones rurales en comparación con 17.8% en las zonas urbanas, además de que la morbilidad en el medio rural por enfermedades diarréicas y respiratorias supera la media nacional, elementos que expulsan a los infantes a las metrópolis.