Las especulaciones en torno a la salud del Papa emérito Benedicto XVI se acrecentaron esta semana tras la publicación de una fotografía en la cual se le ve caminando con andadera.

 

El último número de la revista alemana Bild difundió una instantánea tomada a lo lejos en la cual se puede ver a Joseph Ratzinger deambulando apoyándose con el aparato de rueditas y acompañado por su secretario personal, Georg Gaenswein.

 

Captada probablemente desde la cúpula de la Basílica de San Pedro, cuyo mirador está abierto a todo público para visita turística, la imagen captó a Benedicto XVI en la terraza del monasterio “Mater Ecclesiae”, su residencia dentro de los Jardines Vaticanos.

 

En la escena se ve al pontífice emérito vestido de blanco, con un sombrero de visera del mismo color en la cabeza.

 

Atrás, sentado en un banco, se encuentra su hermano mayor, Georg Ratzinger, también junto a una andadera y acompañado por una de las mujeres consagradas que sirven en la residencia, pertenecientes al grupo de las “Memores domini”.

 

Es la primera vez que se ve públicamente una foto de Benedicto XVI con andadera. Durante su pontificado se supo que padecía de artrosis en su pierna derecha y en algunas ocasiones se llegó a verlo utilizando el bastón.

 

De 87 años apenas cumplidos, el Papa emérito mantiene una vida tranquila en su monasterio, aunque no del todo alejado de las actividades públicas como él mismo anticipó después de su renuncia, cuando aclaró que se aprestaba a vivir “escondido del mundo”.

 

Tras el final de su ministerio, la noche del 28 de febrero de 2013, reapareció públicamente el 5 de julio siguiente en una ceremonia en la cual se inauguró una estatua de San Miguel ubicada en los Jardines Vaticanos.

 

Tiempo antes los dos Papas, Benedicto XVI y Francisco, se habían encontrado en diversas ocasiones, pero sólo acompañados de pocos colaboradores mutuos.

 

La primera aparición en una gran ceremonia de Ratzinger tuvo lugar el 22 de febrero pasado en la Basílica de San Pedro, con motivo del Consistorio Ordinario público durante el cual Jorge Mario Bergoglio concedió el birrete colorado a los primeros cardenales de su papado.

 

Luego, el 27 de abril, estuvo también presente en la ceremonia de canonización de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II.

 

“Él es discreto, humilde, no quiere molestar. Lo hablamos y juntos llegamos a la conclusión de que era mejor que viera gente, que saliera y participara de la vida de la Iglesia”, dijo Francisco en una de sus diversas entrevistas.

 

“Su sabiduría es un don de Dios. Algunos hubiesen querido que se retirara a una abadía benedictina muy lejos del Vaticano. Y yo pensé en los abuelos, que con su sabiduría y sus consejos le dan fuerza a la familia y no merecen terminar en una casa de retiro”, agregó.