La Europa de los seis (Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos) fundó lo que hoy conocemos como Unión Europea. Ocurrió el 25 de marzo de 1957. El primer motor fue el repudio hacia la cultura de la muerte. Para ese momento las seis naciones ya tenían en una cesta común sus respectivas producciones de carbón y acero, materias primas bélicas.

 

La segunda Europa nació en mayo de 2004 con la integración abrumadora de 10 naciones del Este. Fue abrumadora porque las instituciones comunitarias no se encontraban preparadas para agregar tal cantidad de miembros a las de por sí complejas directivas comunitarias. Las salas de reuniones en los fríos salones de Bruselas (sede de la Comisión Europea) no podían recibir a los traductores que se necesitaban.

 

El domingo pasado nació la Tercera Europa, una región enquistada de extremismos.

 

El mapa europeo que reordenó el fin de la Guerra Fría se movió el pasado domingo. Algo sucedió en la sala de máquinas de las ideologías políticas. No tendríamos que sorprendernos; no hace muchos años nos enteramos que detrás de la tercera vía se encontraba un conjunto de cables rotos. Tony Blair trató de enmendarlos pero al final de su noche (la foto de las Azores) le estallaron. Ahora, los populismos le han ganado la batalla a los ortodoxos del bipartidismo. Unos estarán contentos. Para ello es necesario realizar un análisis focalizado por país.

 

Nigel Farage cataliza la jubilación adelantada del británico David Cameron. Como sabemos, la competencia política pírrica ocurre en el trasvase de agendas. El antieuropeo Partido para la Independencia de Reino Unido (UKIP) ya arrinconó al premier Desesperado, Cameron promete referéndum antieuropeo siempre y cuando no voten por Farage.

 

En el otro extremo aparecen sorpresas como Podemos, el brazo político de los Indignados españoles. Pablo Iglesias, académico de la Complutense de Madrid, aprovechó la ausencia de Mariano Rajoy en los temas cotidianos, pero sobre todo, aprovechó que Alfredo Pérez Rubalcaba, al caer en desgracia Zapatero, no se hiciera a un lado para dejar que la nueva generación, Carme Chacón, intentara salvar al PSOE. Su agrupación (de Iglesias) Podemos logró cinco escaños en el Parlamento de Estrasburgo.

 

Nace la Europa sin Europa. La de Marine Le Pen aprovechando la metamorfosis de François Hollande haciendo estallar su plan ideológico del Partido Socialista en mil pedazos. Su conversión merkeliana no la hizo hace dos años por pudor, frente al Merkozy (Merkel-Sarkozy). Ocurrió el 14 de enero pasado, en su primera presentación del año frente a periodistas de todo el mundo, cuando canceló programas sociales para ofertar a la troika recortes por 50 mil millones de euros.

 

La batalla campal griega durante el futuro inmediato ocurrirá entre extremistas: Syriza (ultra izquierda) en contra de Amanecer Dorado (ultraderecha). Ésta formación ya nos había adelantado algunas de sus ofertas ideológicas. Ocurrió durante la etapa más cruenta de la crisis del euro, hace dos años. Partidarios de Amanecer Dorado se coordinaron para ofrecer comida a los desempleados y pordioseros a cambio de que les mostraran una identificación. Si tenían la mala suerte de no contar con la nacionalidad griega, no podían recibir comida. La crueldad elevada a la enésima potencia.

 

En esencia, el monopolio de la ideología promovida por la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) encontró en las urnas, el domingo, el voto del enojo.

 

Tan lejanas e indolentes, las instituciones europeas dedicaron cinco años a articular salvamentos de mercados financieros olvidando al “micro ciudadano”. El peatón de la historia, como los llamaba Manuel Vázquez Montalbán.

 

En otra de las lecturas de los resultados de las elecciones subyace la esencia del referéndum: Si o No a Angela Merkel. La prueba es que Merkel fue aplaudida en las urnas. Pero en el sur ganaron los partidos que criticaron la mano de Merkel tras la troika.

 

Ayer, Hollande reconoció que Europa es ilegible para los ciudadanos. Tiene razón. Con el programa universitario Erasmus en la mira de los recortes se puede ejemplificar la indolencia de las instituciones. El Parlamento es el espejo más claro del estado de ánimo de la ciudadanía.

 

En 2002 los franceses se asustaron al ver a Jean Marie Le Pen en la segunda vuelta presidencial. Doce años después, en Europa se han multiplicado los populismos de izquierda y derecha.